Córdoba, reflejo de Roma: La vida en la domus


por Mª Dolores Baena Alcántara 
Comisaria de la exposición
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Mosaico del cortejo báquico, siglo II (Museo Arqueológico de Córdoba). Fotografía: Manuel Pijuán.

La Córdoba romana se nos muestra hoy fragmentada en multitud de vestigios arqueológicos de edificios, infraestructuras, tumbas, casas, inscripciones, vajillas… Muchos de estos objetos nos hablan de la vida cotidiana de sus habitantes. 

La exposición quiere dar una visión general de cuáles eran estas formas de vida, algunas no tan diferentes de las nuestras, centrándose para ello en la domus, el tipo de vivienda de familias acomodadas, de la que Córdoba conserva algunos ejemplos relevantes. No se pretende “reconstruir” una de estas casas, sino mostrar el ambiente y los objetos de uso cotidiano que formaban parte de la existencia de sus moradores. 

Con este objetivo, la exposición se estructura siguiendo la organización espacial de una domus, donde cada espacio, estancia o habitación es mostrada a través de los objetos que pudieron caracterizarla originalmente. La muestra se inicia con una introducción sobre los tres tipos de viviendas de las ciudades romanas (domus, insula –bloque de apartamentos de alquiler de varios pisos–, villa –vivienda de grandes dimensiones situada en un entorno rural o suburbano)–, para ingresar inmediatamente en el vestíbulo de la domus, sugerido en las llaves y bisagras de puerta expuestas. 

Anillo de oro con camafeo de ágata, siglo I. (Museo de Cádiz). Fotografía: Manuel Pijuán.

 La domus se organizaba en torno a un patio central, ya sea en forma de atrio (en las domus anteriores a la época imperial) o de peristilo (patio, con pórticos columnados, tomado de las casas griegas helenísticas) Es el espacio principal de la casa, dotado de rico mobiliario y objetos (puteal –brocal de pozo– de mármol, lucernas de bronce, hermas, estatuas) y donde se ubicaba el larario (altar para los dioses protectores del hogar), sugerido por la pequeña edificación donde se muestran pequeñas esculturas de bronce. A este patio central se abren otras estancias principales de la casa, como el triclinio, o comedor de gala, donde se celebraban cenas formales. La vajilla utilizada incluía objetos de metal, cerámica y vidrio. Destaca en esta parte de la muestra todo el rico elenco de vasos, platos y cuencos de cerámica (terra sigillata y cerámicas de paredes finas) y de vidrio, concentrados para evocar la abundancia y el carácter suntuoso que debieron tener las veladas nocturnas. 

En contraste con el triclinio, los cubicula (dormitorios o salas de estar), son espacios oscuros y con poco mobiliario, aunque podían estar brillantemente decorados con mosaicos en los suelos y pinturas murales en las paredes. En esta parte aparece el conjunto de piezas relacionadas con el universo femenino (objetos de tocador: espejo, pomos de perfumes, agujas y alfileres para el pelo, etc.) y el de los niños de la casa, representados en las bullae infantiles (amuletos colgantes en forma de bola). Al margen de estos espacios donde se desarrolla la vida de los miembros de la familia, estaba la cocina, dominio de los esclavos domésticos. Los objetos expuestos –ollas, jarras, ánforas, platos y calderos– recomponen el ambiente de un espacio donde el fuego, el humo, el hollín, los olores y las grasas eran los auténticos protagonistas.

Córdoba, reflejo de Roma 
La vida en la domus
Sala Vimcorsa
C/ Ángel de Saavedra, 9
Martes: 18.00 h a 20.30 h. 
De miércoles a sábado: 10.30 h a 13.30 h - 18.00 h a 20.30 h. 
Domingos y festivos: 10.30 h a 14.00 h

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