Escultura contemporánea y mercado

Por Magdalena Madueño


Jeff Koons, Hanging Heart (Magenta- Gold)

En el campo del arte contemporáneo, la escultura, y particularmente las instalaciones, están disfrutando de un alto nivel de interés en el mercado actual. De hecho, algun
os coleccionistas han llegado a pagar decenas de millones de dólares por obras monumentales de Jeff Koons, Damien Hirst o Takashi Murakami. El artículo que sigue tiene como fin profundizar en este segmento del mercado, ocupado en gran parte por artistas jóvenes nacidos después de 1945.

En menos de un año, el número de subastas que incluyen obras de carácter tridimensional, ha crecido de manera sorprendente. En 2007, se vendieron catorce obras de estas características por más de un millón de dólares; y en los primeros seis meses del presente año ya van dieciocho y creciendo.
Hoy la escultura que recauda millones de euros está muy lejos de la clásica concepción del arte imperante en el siglo XX gracias a “modernos” como Constantin Brancusi (1876-1957), Aristide Maillol (1861-1944) o Alberto Giacometti (1901-1966). En ciertos momentos de la historia, el verbo esculpir significaba labrar, tallar o rascar, en otras palabras, eliminar la masa existente para revelar una imagen. Los artistas más conocidos de la actualidad conciben sus obras y después, para realizarlas se valen de su propio taller, en el que una amplia gama de técnicas, materiales y dimensiones son empleados. En muchas ocasiones, este proceso artístico puede suponer un verdadero reto técnico y científico.
Las composiciones monumentales – y no arquitectónicas – en acero de Richard Serra (1939), son la perfecta expresión de la expansión de este medio artístico que está flirteando con la nueva concepción de espacio y que puede requerir ciertas habilidades técnicas para llevarlas a cabo.
En la era industrial en la que nos encontramos, el modelo, reproducido varias veces, también tiene una posición importante en el mercado. De esta manera, se permite a los entusiastas del arte adquirir algunas piezas simbólicas por tan sólo unos pocos cientos de euros. De hecho, aunque Koons, Hirst y Murakami son adictos a vender obras por millones de euros, también crean reproducciones que son vendidas por precios más asequibles. En efecto, estos artistas satisfacen a sus consumidores con producciones tridimensionales de manera regular. Sin embargo, éstas, realizadas en masa, son buscadas desesperadamente después.
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Jeff Koons, Ballon Dog (Blue)

Ballon Dog (Blue), por ejemplo, en porcelana metalizada, producido por Jeff Koons (1955) en series de 2.300 unidades, cambió de manos en 2002 por 1.200 - 1.800 euros. Hoy pueden llegarse a pagar entre 3.000 y 5.000 euros. De sus Puppies, pequeños jarrones de porcelana blanca, de 45 centímetros de alto, se produjeron hasta 3.000 ejemplares y se vendieron por aproximadamente las mismas cantidades que en el caso anterior.
En la actualidad, Jeff Koons es el más caro de los artistas jóvenes con un récord de 21 millones de dólares por su Hanging Heart (Magenta/Gold) el 14 de noviembre de 2007 en Sotheby’s. Cuando se vendió, este corazón rojo de tres metros fue tan problemático de conservar que su propietario, Adam Lindermann, tuvo que subastarlo directamente desde el almacén en el que se encontraba sin haberlo expuesto aún.

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Jeff Koons, Puppie



Jeff Koons, Two ball 50/50 tank

En la década de los ochenta, Koons realizó obras basadas en objetos de consumo común como aspiradoras, balones de baloncesto y otros artilugios decorativos. Pero, al contrario que Duchamp, quien al exponer sus ready-mades no perseguía un placer estético, Koons glorifica los productos de consumo con una perspectiva Pop. Al optar por el vocabulario de la cultura popular, el artista esperaba alcanzar la audiencia masiva. Su opción ha sido tan afortunada que desde hace años es una gran generadora de dividendos. Los primeros coleccionistas de la obra de Koons estaban muy satisfechos con sus adquisiciones. Por ejemplo, el mayor postor de Two ball 50/50 tank, vendido el 7 de mayo de 1992 en Sotheby’s Nueva York, pagó por la instalación 65.000 dólares. Esta obra, perteneciente a la serie Equillibrium, contenía dos balones de baloncesto medio sumergidos en un acuario y fue concebida con la asistencia del Dr. Richard Feynman, Premio Nobel de Física. En 2000, la obra se vendió por 220.000 dólares en la casa de subastas Phillips de Nueva York, y en 2005 una versión a mayor escala de la misma obra alcanzó casi el doble de recaudación (420.000 dólares, Christie’s Nueva York).
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Damien Hirst, For the love of God

Por su parte, Damien Hirst (1965), el abanderado de los jóvenes artistas británicos, es el segundo artista contemporáneo más preciado llegando a subastar su obra Lullaby Spring, en junio de 2007, por más de 17 millones de dólares, como ya dijimos en otro artículo . Según algunas voces del mundo del arte, la londinense White Cube Gallery vendió la obra de Hirst For the love of God, una calavera de platino con 8.601 diamantes incrustados, por 100 millones de dólares. Si esto fuera cierto se convertiría en la cifra más alta jamás pagada por un artista vivo. Para Damien Hirst, ganador del Premio Turner en 1995, el 2007 fue un buen año puesto que su obra se revalorizó en un 270% en tan sólo 12 meses. Sin embargo, este crecimiento no comenzó el pasado año, puesto que ya en 1992, su instalación God, fue comprada por 4.000 libras en Londres. Seis años más tarde, la obra consiguió venderse por 170.000 £.

El tercer puesto del ránking de los escultores contemporáneos más caros lo ocupa un artista proveniente del país del Sol Naciente. El pasado mayo, Takashi Murakami (1963) vio cómo una de sus esculturas manga más espectaculares se subastó por 13.5 millones de dólares en Nueva York. La obra en cuestión, My lonesome cowboy, que representa a un sátiro de estética manga eyaculando, partió con un precio de 4 millones de dólares. Al mismo tiempo, los entusiastas de Muraka
mi han podido adquirir pequeñas figuras de plástico o plush desde sólo 100 euros, dependiendo del modelo y del número producido. Por ejemplo, Superflat museum, un conjunto de diez figuritas en PVC se vendió el pasado mayo por 350 euros en la casa de subastas Pandolfini, en Florencia.
Takashi Murakami, My Lonesome Cowboy
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Tras los tres primeros puestos de este ranking que nos ocupa, se encuentra el controvertido escultor italiano Maurizio Cattelan (1960), que consiguió su mayor récord en una subasta con su obra La nona ora (1.7 millones de euros), en 2004. Esta provocativa instalación, que representa al Papa alcanzado por un meteorito, escandalizó a los visitantes de la Royal Academy of Arts de Londres y la Bienal de Venecia algunos años antes. Por su parte, otro artista que sobrepasa la línea del millón de dólares es Robert Gober (1954), quien vendió una de sus instalaciones –con una pierna que golpea un muro- por más de 2 millones de euros, el pasado 15 de mayo.

Por último, el artista indio Anish Kapoor (1954) se e
ncuentra ahora en la sexta posición del ranking de los escultores contemporáneos más caros después de vender una escultura de 150 centímetros, por casi 1.6 millones de euros en diciembre de 2007. Pero, a pesar de Koons, Hirst y Murakami, ni Cattelan, ni Gober ni Kapoor han desarrollado un mercado alternativo destinado a un público amplio. De hecho, en términos de ventas, su curva anual de subastas sólo representa unas diez piezas cada uno.
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Maurizio Cattelan, La nona ora
Imágenes: Web resources

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Comentarios

Anónimo ha dicho que…
UNA MERA OPINIÓN

Entrar a valorar o pensar en hacerlo, con el desconocimiento más profundo, en cuanto a la reflexión que propicia el contemplar estas obras, la "dimensión" artística y de mercado, me hace pensar en una película de Fritz Lang: "M". No por que tenga ningún paralelismo, sino más bien por todo lo contrario. O "la sutileza del lenguaje". En la terrible escena en que el protagonista, (Peter Lorre), con el engaño, consigue sesgar la vida de una niña. Fritz Lang, nos muestra tal dramatismo, en el magistral plano en que aparece atrapado en un unos cables de la luz, el globo que "M" compró a su víctima.

Creo que la obviedad y el mal gusto se han puesto de moda. Moda cara. Objetos de tienda de Todo a 100,000 £. En este sentido, propongo sea creado el Tate Museum: Things by 1 £. Personalmente me comprometo, a aportar las 10 primeras "cos-bras".