La reforma universitaria: entrevista con Antonio Urquízar

por José Álvarez

Antonio Urquízar Herrera es profesor titular de Historia del Arte en la UNED. Doctor por la Universidad de Córdoba, donde también fue profesor, ha disfrutado de períodos de investigación y docencia en las universidades de Lisboa, Padua, PUC de Lima, Institute of Fine Arts de Nueva York, Warburg Institute de Londres y École des Hautes Études en Sciences Sociales de París. Ha sido conferenciante en instituciones como el Museo del Prado, y entre sus líneas de investigación se encuentran las relaciones entre arte y sociedad en la Edad Moderna, la pintura del Renacimiento, el coleccionismo y los usos y funciones de la obra de arte, así como el pensamiento historiográfico.

El profesor Urquízar se encuentra en estos momentos trabaja
ndo en la implantación de los nuevos planes de estudio derivados del Proceso de Bolonia, la convergencia entre los sistemas nacionales de educación superior. Debido a que el tema está directamente relacionado con muchos de nuestros lectores,vinculados al ámbito universitario, ofrecemos una pequeña entrevista que amablemente ha concedido a Ars Operandi, en la seguridad de que será del interés general.

Alumnos universitarios. Foto: Federico Alba

Ars Operandi: - Su puesto en la UNED, una Universidad sujeta a constantes revisiones de sus actividades docentes, le sitúa en una posición privilegiada para analizar el proceso de Bolonia.

Antonio Urquízar: - En este momento desempeño el cargo de secretario para la implantación de nuevos planes de estudio de la facultad de Geografia e Historia de la UNED, con la responsabilidad de coordinar el nuevo plan de estudios de Historia del Arte, y lógicamente eso me ha implicado bastante en el proceso de reflexión sobre la adaptación de los estudios universitarios actuales al proceso de Bolonia. De forma concreta, además, la UNED es un buen espacio para ello, debido a que esta institución ha tenido desde su fundación una preocupación constante por las cuestiones de tipo metodológico relativas al proceso docente. Curiosamente, muchas de las propuestas que se derivan de Bolonia tienen bastante relación con líneas de trabajo que (más o menos afortunadamente) ya se seguían aquí.

AO: - ¿Cuál es el principio en el que se basa el proceso?

AU: - Para mí, el elemento clave de todo el proceso, que muchas veces se olvida, es que la universidad debe rendir cuentas a la sociedad. Ese principio, que parece tan simple y de pura lógica, no siempre rige ni en los objetivos ni en el funcionamiento diario de las universidades. Y me parece un principio incuestionable. Pero ya veremos cómo se articula después. Una cosa es rendir cuentas ante la sociedad, y otra ante el Banco Santander. Con todo, la reforma es necesaria, y el propio marco legal nos deja margen para reconducir el proceso desde una conciencia del papel social de la universidad pública.

AO: - Uno de los principales defectos que se le achacan es la mercantilización. Un ejemplo es el Master de Formación del Profesorado que sustituirá al Certificado de Aptitud Pedagógica (CAP). Las diferencias económicas en la matrí­cula son enormes.

AU: - Bueno, no hay que olvidar que una de las razones por las que desde los rectorados de las universidades se potencia la creación de títulos de máster reglados y propios es el interés por participar del jugoso mercado de los posgrados, que hasta hace poco había quedado sobre todo en manos no institucionales.

AO: - Vd. propone a este respecto una interesante alternativa: sistema tipo MIR, superar oposición y efectuar prácticas remuneradas.

AO: - Parece claro que el sistema actual de CAP es ineficiente, y una reforma absoluta del mismo es más que deseable. La alternativa tipo MIR es más cara para el sistema, pero probablemente ofrecería unas mayores garantías de capacitación pedagógica de los docentes de secundaria, además de ofrecer unas condiciones dignas a los profesores en formación. Como contrapartida, hay que ser consciente de que exigiría un sistema de doble examen con el que quizás no todo el mundo podría estar de acuerdo.

AO: - Uno de los principales argumentos de Bolonia es introducir a los universitarios en el mercado laboral europeo, no es sólo que la Universidad sea transmisora de conocimientos. Para ello habrá que definir el perfil profesional de un tí­tulo. ¿Cómo se hará en el caso de las Humanidades, o más concretamente, en el título de Hª del Arte?

AU: - Ya se ha hecho. El primer paso para la definición de los nuevos planes de estudio fue la elaboración de un Libro Blanco para el título de grado en Historia del Arte, donde se realizó un estudio sobre el tema a partir de la opinión de egresados, instituciones y empleadores. Y este texto ha sido el punto de partida básico con el que se ha jugado en la mayor parte de los diseños concretos que ahora se están haciendo. Quien quiera puede consultarlo descargándoselo de la página web de la ANECA (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación).

Reacciones (negativas) al Proceso de Bolonia: Barcelona. Foto: Web resources

AO: - ¿Cómo se planteará la estructura de los planes de estudio?

AU: - En el espíritu de Bolonia (aunque no en la letra de la mayor parte de los títulos que se están diseñando ahora en España) está que la estructura de los estudios sea ampliamente flexible y todo lo interdisciplinar que cada proceso formativo requiera. Para ello, se ha previsto una estructura organizada en módulos y materias que recogen agrupaciones de contenidos y capacitaciones temáticas. En teoría, a la hora de diseñar un título nuevo, no hay que partir de las necesidades del departamento, ni de las asignaturas preexistentes, sino de lo se considera necesario para la formación del alumno. Una vez decidido esto, tales capacitaciones se estructuran en materias, que organizan los contenidos. Las asignaturas se definen al final, tras todo este proceso previo de reflexión sobre necesidades formativas, y sólo deben ser una organización administrativa de los estudios. Eso es en teoría, en la práctica ya sabemos que en muchos casos los nuevos planes se limitarán a ser una transcripción a Bolonia de las estructuras (de asignaturas, de métodos y de relaciones de poder) anteriores.

AO: - ¿Cual será el umbral mínimo exigido a los graduados?

AU: - ¿Te refieres a los conocimientos, habilidades, etc. mínimas?

AO: - Sí, si se fijarán unas metas a las que ha de llegar el alumno.

AU: - Eso va a depender de cada universidad. Seguirá como ahora, cada profesor decide, en términos generales, lo que hace con su asignatura.

AO: - Ampliar conocimientos, interrelacionándolos, arte, literatura, historia, etc., que vienen a completar la formación del historiador del arte, ¿no restará contenidos de arte en sí­ mismo? Quizá se pretenda en el fondo rellenar las lagunas de la ESO.

AU: - Aunque en la UNED estamos planteado un grado en Historia del Arte con muchísima presencia de historia, filosofía y literatura, eso no responde en manera alguna a una dinámica general de la universidad española. En la mayoría de los casos se seguirá (nosotros pensamos que erróneamente) como hasta ahora, es decir, luchando por una segregación absurda de los estudios de historia del arte que sólo es útil para mantener las cuotas de poder de los departamentos. La historia del arte, sin el apoyo conceptual que le prestan las otras disciplinas no sirve de nada. ¿Para qué queremos ver 1500 diapositivas y conocer la vida de 300 pintores, en vez de 750 y 150, si luego no somos capaces de entender nada? En cuanto a la ESO, la solución sería habilitar una selectividad realmente selectiva.

AO: - ¿Cree que están preparados cuerpo docente y alumnado para integrarse plenamente en las reformas? ¿Qué falta, si acaso?

AU: - No. Una hecatombe nuclear es la única solución realmente operativa. Pero como es algo incómoda, mejor pensamos alternativas mas amables. Lo cierto es que la mayor parte de los profesores se van a limitar a hacer exactamente lo mismo que antes, quizás bajo otro nombre, e incluso en ocasiones sin preocuparse por conocer a qué responde el cambio de denominación (¿cuántos han leido con detalle y han reflexionado sobre los principios de la reforma). Y los alumnos, la mayoría se quejará de la anatematizada Bolonia, sin saber realmente en qué consiste, y desde luego sin ejercer, como siempre, el protagonismo que podrían tener en la definición de las políticas universitarias (¿cuántos votan en las elecciones a representantes?).

AO: - ¿Haría una reflexión final?

AU: - Por cambiar el tono desde mi respuesta anterior: afortunadamente el otoño es bello, el jamón es estupendo, y siempre nos quedarán libros y bibliotecas.
.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Un entrevista muy interesante.
Ojalá la iniciativa se pudiera llevar a cabo lo antes posible, para que nuestros universitarios sean capaces de competir en el entorno europeo.