José Álvarez / Ars Operandi
Paco Lara-Barranco (Torredonjimeno, 1964), artista y profesor Titular en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla, es el autor de 21 años después de la revista Figura, “un testimonio de lo que fue el espíritu de una época, tomando como argumento el estudio de la revista Figura, por su gran contribución a la difusión del arte de vanguardia”, en palabras del autor, quien repasa el arte contemporáneo andaluz a través del análisis de Figura y su entorno.
El estudio por parte de Paco Lara-Barranco de la revista Figura parte de su tesis doctoral (1993), donde investigó sobre la estética de la posmodernidad en Sevilla a partir de Figura. Años después retoma el proyecto con la idea de publicar lo más destacado de la tesis junto con entrevistas realizadas a sus protagonistas en los años 90, concretándose en el presente libro, que aparece dentro del proyecto Iniciarte.
Figura (primavera 1983 – octubre 1988), surgió en principio como una revista de alumnos de la Facultad de Bellas Artes de Sevilla, cuyo inicial carácter local fue eliminado por el consejo de redacción que se hizo cargo de la revista, y cuyo factótum fue Guillermo Paneque (Sevilla, 1963). Rafael Agredano (Córdoba, 1955) fue invitado a formar parte del consejo y aportó para el número 0 el texto referencial de la revista Figura y por extensión de la posmodernidad sevillana, Titanlux y moralidad, de donde se entresaca una de las citas más repetidas para referirse a este periodo, escrita como declaración de intenciones: “Quien quiera pintar como De Kooning que lo haga y el que quiera pintarle claveles a la morena de mi copla que se los pinte, pero por favor, no molesten con estúpidas ironías a los que están en su sitio, es decir, pintando como exigen los tiempos que corren y de acuerdo con su generación. Y otro favor: no seáis tan aburridos, tan serios, tan intrascendentemente trascendentes, tan moralistas, tan soberbios. La pintura tiene menos importancia de la que se le da (…) un cuadro, al fin y al cabo, sólo es un objeto decorativo que sirve para ponerse sobre un sofá y ser olvidado con el tiempo”.
Figura, desde su inicio, tuvo repercusión en los ámbitos artísticos nacionales e internacionales. Partiendo de Sevilla, la revista fue creciendo a través de contactos en España, Portugal, Francia (donde se unió al proyecto Pepe Espaliú), Alemania (donde lo hizo José Lebrero), Italia y EE. UU., algo que permitió a Figura la presencia fuera de nuestras fronteras, un momento previo a Internet en el que la difusión de la revista debía realizarse por medios tradicionales, con la presencia física de ejemplares de la revista en estos lugares.
Las colaboraciones con Figura fueron aumentando; las portadas fueron obra de Luis Gordillo, Pérez Villalta, Miquel Barceló, José Mª Sicilia, Chema Cobo, Navarro Baldeweg y otros, mientras que los textos eran firmados con nombres como José Luis Brea, Juan Manuel Bonet, Juan Vicente Aliaga, Calvo Serraller, Mar Villaespesa, o Kevin Power. Los artistas también participaron, encontrando en la relación de nombres a Pepe Espaliú, José Mª Báez, Gerardo Delgado o Juan Muñoz entre otros. A partir de octubre de 1983, la revista aparece bajo el título Figura Internacional como cuadernillo interior de Sur-Exprés, despareciendo en la tercera entrega.
Mediante las entrevistas, articuladas en torno a preguntas sobre el surgimiento de Figura, el artista y su obra, el espectador, y la situación del arte contemporáneo en España, Paco Lara-Barranco nos muestra un detallado examen de las circunstancias del momento a través de las distintas opiniones de los protagonistas. Desde las negacionistas como la del artista y comisario Paco Molina - “Figura no existía” - hasta las que aluden al carácter rompedor de la publicación. En diversas ocasiones se ha hablado de que la revista fue un vehículo de promoción de sus autores; Lara-Barranco incluye en el libro un artículo de Paneque al respecto donde anima a los que lo censuran “a que funden su propia revista”, titulado “Ni tengo memoria ni falta que me hace”, algo que deja clara su poca propensión a la nostalgia. Para Kevin Power, la desaparición de la revista fue debido a que “Guillermo (Paneque) no podía cumplir más con sus dos papeles, el de artista y el de director de la revista”, a la vez que reivindica su obra: “En la hiper-confusión de los 80 subió con demasiada velocidad y cayó en desgracia con la misma falta de seriedad, muchas veces a través de los mismos críticos que le habían apoyado”.
Lara-Barranco concluye su examen al panorama artístico de los ochenta con una serie de concisos análisis a los artistas, las galerías de arte, la crítica artística, las instituciones… y deja clara su personal posición respecto al arte contemporáneo, cuando escribe: “El arte contemporáneo no es sólo una actividad para los entendidos que asisten a los grandes museos; también tiene una repercusión social, colectiva, aunque pare ello se requiere de una predisposición individual (…) Las deficiencias del pasado (de las que Figura se hizo eco) corresponde mejorarlas a todos los agentes, responsables de la construcción de un tejido cultural, mejorarlas de un modo objetivo y cualitativo desde la institución pública y privada, el sector privado de galerías de arte, la crítica de arte, los medios de comunicación y el sector educativo, arrancando en Primaria hasta llegar a la Universidad (…) Sin duda porque lo más destacado nunca será lo que se ha hecho, sino todo lo que queda por hacer”.
Paco Lara-Barranco
21 años después de la revista Figura
Prólogo de Ángel Luis Pérez Villén
Edita Fundación Cajasol, Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía
Sevilla, 2008
ISBN 978-84-8455-284-0
372 págs.
Entrevistas a los artistas Rafael Agredano, Chema Cobo, Gerardo Delgado, Angustias García + Isaías Griñolo, Curro González, Federico Guzmán, Juan Francisco Isidro, Abraham Lacalle, Juan Carlos Lázaro, Paco Molina, Pedro Mora, Guillermo Paneque, Juan Suárez e Ignacio Tovar; a los críticos José Luis Brea, José Antonio Chacón, Manuel Lorente y Kevin Power; a los galeristas Juana de Aizpuru, Carmen Carmona, Rafael Ortiz y Fernando Serrano; a los profesores de Universidad Juan Carlos Arañó Gisbert, Jaime Gil Arévalo, Fernando Martín Martín y Alfonso Pleguezuelo y una conversación con Bartolomé Ruiz González, Director General de Bienes Culturales de la Junta de Andalucía en los años 80.
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