Barceló, junto a Nadj, se refugia del aluvión de flashes fotografiando él mismo a los periodistas y asistentes Foto: Ars Operandi |
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José Álvarez / Ars Operandi
Se ha celebrado la performance Paso Doble, a cargo de Miquel Barceló y Josef Nadj, como cierre del proyecto La ciudad como escenario. 4 culturas + 4 elementos = 4 intervenciones de arte público en espacios urbanos. En un ambiente de expectación, con unas Caballerizas Reales repletas de público, la aparición de Nadj y Barceló perfectamente trajeados de negro, tomando posición ante una pared y un suelo de barro fresco, estaba claro que iba a resultar, cuanto menos, una experiencia estética absolutamente innovadora en lo que a artes performativas se refiere.
La intervención se inició con los artistas situados tras la pantalla de barro, quienes comenzaron a transformar la superficie de arcilla por medio de presiones con los puños, lo que le confirió el particular aspecto de fondo marino que ya había empleado el artista mallorquín en su intervención en la Catedral de Palma. En un continuo crescendo, apoyado enfáticamente por el técnico de sonido, quien dotaba a la actuación de un componente sonoro desasosegante, Barceló y Nadj se sirvieron de diferentes instrumentos a modo de enormes palillos de modelar para jugar con las diferentes texturas que produce la arcilla. Golpes, patadas, paletadas, extracciones, chapoteos y gestualidades varias comenzaros a causar un añadido de inquietud en los asistentes de las primeras filas, al ver volar en todas direcciones pedazos de barro proyectados por la extraordinaria violencia con la que los artistas golpeaban la superficie. Tras modificar totalmente la pared y el suelo de barro, en una suerte de lucha contra la materia que se evidenciaba en el manifiesto esfuerzo que realizaban los artistas—siempre de una forma elegantemente pausada—un Barceló armado de una pistola de presión roció toda la pared con caolín, lo que dejó un uniforme tono blanco, adquiriendo así el conjunto un nuevo aspecto, que sirvió de preludio a la segunda parte de la actuación.
Si esta primera parte la pudimos interpretar como metáfora del esfuerzo asociado a la obra de creación, al surgimiento del objeto físico más allá de su vertiente conceptual, la segunda incidió mucho más en la mutabilidad de las cosas, en la transformación de las apariencias e incluso en el cambio de las personalidades. Barceló y Nadj se sirvieron de diferentes vasijas de barro fresco perfectamente torneadas como tinajas y cántaros para convertirse en seres fantásticos. Monstruos y animales se sucedieron así en una galería de personajes oníricos, creados a partir de la vasija en la que los artistas introducían sus cabezas o sus brazos. Un momento de especial tensión narrativa fue cuando Nadj comenzó a ser cubierto por Barceló con una vasija tras otra, superpuestas y modificadas sucesivamente, lo que obligó al coreógrafo a caer contra la pared rendido por el peso del barro. De nuevo Barceló se sirvió de la pistola de caolín para unificar la superficie, integrando a Nadj en la pared, ya convertido en un enorme amasijo de barro, y para proyectar la arcilla hacia lo alto a modo de gran surtidor. Vueltos a enfrentarse con la pared, Barceló y Nadj comenzaron a escarbar en el barro y a introducirse en él, siendo al final engullidos por la propia obra, en una suerte de metáfora del éxito que fagocita al creador materializado aquí por el barro como materia prima de la que parten todas las ideas. El barro, material primigenio al que multitud de culturas relacionan con el preciso instante de la creación del hombre como ser vivo, fue convertido aquí en el germen de la creación artística. Una actuación que, a tenor de las opiniones recogidas tras la performance, provocó en los asistentes reacciones de todas clases salvo una: la indiferencia.
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Se ha celebrado la performance Paso Doble, a cargo de Miquel Barceló y Josef Nadj, como cierre del proyecto La ciudad como escenario. 4 culturas + 4 elementos = 4 intervenciones de arte público en espacios urbanos. En un ambiente de expectación, con unas Caballerizas Reales repletas de público, la aparición de Nadj y Barceló perfectamente trajeados de negro, tomando posición ante una pared y un suelo de barro fresco, estaba claro que iba a resultar, cuanto menos, una experiencia estética absolutamente innovadora en lo que a artes performativas se refiere.
La intervención se inició con los artistas situados tras la pantalla de barro, quienes comenzaron a transformar la superficie de arcilla por medio de presiones con los puños, lo que le confirió el particular aspecto de fondo marino que ya había empleado el artista mallorquín en su intervención en la Catedral de Palma. En un continuo crescendo, apoyado enfáticamente por el técnico de sonido, quien dotaba a la actuación de un componente sonoro desasosegante, Barceló y Nadj se sirvieron de diferentes instrumentos a modo de enormes palillos de modelar para jugar con las diferentes texturas que produce la arcilla. Golpes, patadas, paletadas, extracciones, chapoteos y gestualidades varias comenzaros a causar un añadido de inquietud en los asistentes de las primeras filas, al ver volar en todas direcciones pedazos de barro proyectados por la extraordinaria violencia con la que los artistas golpeaban la superficie. Tras modificar totalmente la pared y el suelo de barro, en una suerte de lucha contra la materia que se evidenciaba en el manifiesto esfuerzo que realizaban los artistas—siempre de una forma elegantemente pausada—un Barceló armado de una pistola de presión roció toda la pared con caolín, lo que dejó un uniforme tono blanco, adquiriendo así el conjunto un nuevo aspecto, que sirvió de preludio a la segunda parte de la actuación.
Si esta primera parte la pudimos interpretar como metáfora del esfuerzo asociado a la obra de creación, al surgimiento del objeto físico más allá de su vertiente conceptual, la segunda incidió mucho más en la mutabilidad de las cosas, en la transformación de las apariencias e incluso en el cambio de las personalidades. Barceló y Nadj se sirvieron de diferentes vasijas de barro fresco perfectamente torneadas como tinajas y cántaros para convertirse en seres fantásticos. Monstruos y animales se sucedieron así en una galería de personajes oníricos, creados a partir de la vasija en la que los artistas introducían sus cabezas o sus brazos. Un momento de especial tensión narrativa fue cuando Nadj comenzó a ser cubierto por Barceló con una vasija tras otra, superpuestas y modificadas sucesivamente, lo que obligó al coreógrafo a caer contra la pared rendido por el peso del barro. De nuevo Barceló se sirvió de la pistola de caolín para unificar la superficie, integrando a Nadj en la pared, ya convertido en un enorme amasijo de barro, y para proyectar la arcilla hacia lo alto a modo de gran surtidor. Vueltos a enfrentarse con la pared, Barceló y Nadj comenzaron a escarbar en el barro y a introducirse en él, siendo al final engullidos por la propia obra, en una suerte de metáfora del éxito que fagocita al creador materializado aquí por el barro como materia prima de la que parten todas las ideas. El barro, material primigenio al que multitud de culturas relacionan con el preciso instante de la creación del hombre como ser vivo, fue convertido aquí en el germen de la creación artística. Una actuación que, a tenor de las opiniones recogidas tras la performance, provocó en los asistentes reacciones de todas clases salvo una: la indiferencia.
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Comentarios
Gracias José.
Muchas Gracias por las horas que le dedicas a tenernos informados.
Me gustó mucho. Estar con uno de los grandes, tan cerca y verlo crear-trabajar de esa forma. Tanto lujo, que quizá algo elitista? Por el propio contenido de la obra, el reducido número de personas que lo disfrutamos (espacio y tiempo)y en relación, además, con el coste ( referido solo al montaje)
Un abrazo
Quino
De esta manera, muchos artistas se convierten en escenógrafos del poder. Figura ha existido durante toda la historia. Pero, también han existido los que se han sublevado y se han opuesto a ser una pieza más dentro del sistema.
Hace pocos días vi el documental “The U.S versus John Lennon”. En plena años 70, durante las protestas de los universitarios americanos contra la guerra de Vietnam, el músico de Liverpool decía: “Me he dado cuenta de que cada vez que habló, vienen a escucharme periodistas de todo el mundo, tengo que utilizar mi voz para gritar más fuerte: PAZ. Mi voz será la voz de todos los que se manifiestan por la paz”. De esta forma, Lennon se convirtió en un incordio para la Administración Nixon, poco después componía Imagine.
Con esto quiero llegar a una fácil y clara conclusión. Cada uno es libre de interpretar su trabajo, su obra, su creación como quiera, pero uno debe ser consciente que es lo que pretende hacer con ello. No hay nada de malo en entretener a la masa, siempre y cuando uno sea consciente de ello, de la labor que esta representando. Por ejemplo, a Cristiano Ronaldo no se le puede criticar por ser un gladiador del siglo XXI, por distraer a las masas con sus bicicletas y sus goles, ni siquiera se le puede criticar por cobrar la indecente cantidad de millones que cobra, pero se puede criticar a quien se lo paga o más bien al sistema que necesita de estos maestros del entretenimiento para tener embelesado al personal.
Y volviendo a Brecht, cuando el arte es “malo”, es especialmente malo para el sistema. Este arte se enfrenta a una batalla sin cuartel contra el mercado. Al tipo de artista que lo practica, no le importa si su obra se cotizará más o menos en el mundo de las galerías, simplemente intenta con ello, cambiar el mundo, incluso sabiendo que no lo conseguirá, pero es bastante triste ni siquiera intentarlo.
En la aldea global en la que hoy vivimos, es muy fácil entretener con éxito, incluso con éxito rentablemente económico, sólo hay que fijarse en las factorías hollywoodienses y su inconfundible sello Entertainment, pero también es verdad que cuando se quiere trabajar desde la crítica, se puede llegar fácilmente a muchas más personas, porque los problemas que nos afectan hoy, son los mismos en todo el planeta, afecta lo mismo a un japonés, a un español, un guineano o un islandés. Problemas como los medioambientales, la desnutrición de más de medio planeta o el irremediable desmoronamiento del sistema capitalista hacen que sea más fácil crear obras que lleguen a ser entendidas por cualquier persona en cualquier punto del globo. Pero, este corrupto e inmoral sistema capitalista se encargará de ponernos a sus vedettes delante de nuestro ojos para que no veamos lo podrido que hay entre bambalinas.
Simplemente todo esto es lo que definió Guy Debord como la Sociedad del Espectáculo. No hay más ciego que él que no quiere ver.
Lo importante es que la función de Barcelo y Nadj fue de puta madre. Y es una suerte haberla visto en Córdoba y además gratis.
Enhorabuena a Jose y toda la gente que participa en este blog por el trabajo tan estupendo que estáis realizando.
un abrazo
Y en cuanto a las opiniones de los lectores, pues pasa como con el culo, que todo el mundo tiene uno. Desde luego jamás censuramos nada, salvo si es un insulto personal, como un comentario que aparecía en esta columna anteriormente y que parecía estar dirigido contra alguien (que hemos eliminado); cosas así no tienen aquí cabida porque es que no nos sirven para nada, y lo que queremos es desde luego abrir debates de provecho, como bien dice el comentario anónimo "26 de octubre de 2009 8:10". Y gracias a todos por participar y por opinar.
Que aforo tenía?
El viernes había más políticos e invitados que "publico". Y se preguntaban unos a otros ¿Cual de los dos es Barceló?