Franz Roh. El collage como arma


Franz Roh en la Sala Vimcorsa. Foto: Sonia Corzo
José Álvarez / Ars Operandi

De entre las diversas funciones que desempeña el arte  experiencia estética, terapéutica, propagandística o nihilista, entre otras , la capacidad de condensar la realidad de nuestro entorno en la obra de arte es una de las posibilidades más apasionantes para ser abordadas por el espectador. Son obras de arte que, independientemente de sus valores intrínsecos como objeto artístico, desempeñan una función metabolizadora del proceso histórico, convirtiendo la energía externa  el acontecer  en energía propia. Surgen así creaciones que trascienden las funciones anteriormente señaladas, quedando como hitos metafóricos gracias a estas cualidades. La balsa de la Méduse, Los fusilamientos del 3 de mayo o La Libertad guiando al Pueblo nos sirven como ejemplos de cómo la obra de arte puede adquirir toda una serie de connotaciones capaces de reproducir y explicar el mundo del que surgen. Son ejemplos comúnmente reconocidos, elocuentes, románticos y apasionados, que encuentran equivalentes en el siglo siguiente, con otros lenguajes radicalmente distintos a los de la pintura heroica, obras de arte que, además, se erigen en iconos de su tiempo. Las latas Campbell, por ejemplo. Esta función del arte puede incluso provenir de no-artistas como Franz Roh. Es el paradigma del Zeitgeist.

Franz Roh surge en un periodo especialmente atractivo como es la primera mitad del siglo XX, en el que la ruptura con la realidad circundante por parte del arte cristaliza y en el que se suceden con una velocidad de vértigo la mayoría de los lenguajes que conforman el arte del siglo. La rotura de las amarras con las que el arte se sujetaba a la naturaleza es una ruptura que ha supuesto sin duda un alejamiento evidente por parte de gran parte del público espectador hacia los lenguajes contemporáneos  sobre todo a los no narrativos , pero que ha dotado a la obra de arte de una riqueza insospechada hasta entonces, equivalente a lo que el estructuralista Gérard Genette ha definido en su ámbito literario como intertextualidad. La obra de arte por si misma y en relación con otras, y como fenómeno de su tiempo, nos permite a los espectadores ejercer también una función creativa, a través de la recepción de la obra de arte y su interpretación. Los collages de Franz Roh cumplen estas funciones: condensan el momento histórico sin ser meros reflejos, sino que ofrecen una serie de signos  imágenes, títulos que permiten al espectador reunir de nuevo las piezas del collage para reinterpretarlo. Y Franz Roh lo hace de una forma magistral, teniendo en cuenta su carácter de no-artista, y que lo aleja de propuestas formalmente similares como las de su coetáneo Max Ernst. En Der Exotismus wird beschossen (El exotismo será bombardeado), uno de los cuarenta y un collages expuestos en la Sala Vimcorsa, observamos un paisaje visto desde la cubierta de un buque de guerra alemán, en el que la dotación de artilleros se muestran en combate. Al fondo, la posición bombardeada: la cara sonriente de un mongol, recortada y pegada donde originalmente aparece el buque enemigo. Realizado en 1935, el mismo año en el que se aprueban las llamadas Leyes de Núremberg de Pureza Racial, la obra resume de este modo una de las principales obsesiones del régimen nazi imperante en Alemania desde dos años antes. Pero las morsas que aparecen en la composición asistiendo en cubierta como espectadoras, y que ahora nos divierten cuando vemos en ellas al Reichsmarschall Göring o cualquier otro jerifalte nazi, no fueron vistas del mismo modo por los nuevos dueños de Alemania. Franz Roh fue encarcelado y su obra pasó a engrosar las listas del Entartete Kunst, el arte degenerado. 

Franz Roh. Der Exotismus wird beschossen (El exotismo será bombardeado). Ca.1935

Franz Roh, nacido en Apolda (Turingia) en 1890 y fallecido en Múnich en 1965, es uno de los personajes que mejor representan el convulso, violento y a la vez extraordinariamente fértil periodo histórico europeo de entreguerras. Historiador del arte, crítico y fotógrafo experimental, su aporte teórico ha sido fundamental en el desarrollo del arte contemporáneo. Tras doctorarse bajo la dirección de Heinrich Wölfflin, la ruptura con su maestro fue ejemplar, abandonando la Teoría de los estilos para definir una nueva forma de expresión surgida de las cenizas de la I Guerra Mundial y del Expresionismo, que llamó Realismo Mágico (1925), y que posteriormente cambiaría por el de Nueva Objetividad (1958). Roh detectó que pintores post-expresionistas como Otto Dix, George Grosz o Max Beckmann habían abandonado las formas propiamente expresionistas, desfiguradas o directamente inexistentes, y las habían sustituido por visiones nuevas de la realidad, personales pero referenciales, en una aparente contradicción entre el apego a la realidad (realismo) y su disolución (lo mágico). Este "retorno al orden" es efecto de la I Guerra Mundial, y es visible no sólo en la mutilada Alemania. Recordemos que Picasso, por ejemplo, en estos mismos momentos se encuentra en un paso intermedio clasicista entre la superación del cubismo y su periodo surrealista.

Tras la publicación de Nach Expressionismus: Magischer Realismus: Probleme der neusten europäischen Malerei (Postexpresionismo: los problemas de la nueva pintura europea) en 1925, que Ortega y Gasset haría llegar al mundo hispano en 1927 publicando la obra como suplemento de Revista de Occidente, Franz Roh abordó la teoría de la fotografía en el ensayo Foto Auge, que redactó tras asistir a la exposición Film und Foto, llevada a cabo en 1929 en Sttutgart, y que sirvió como escaparate de la corriente fotográfica de la Nueva Visión, que, como nueva objetividad, abandonaba los planteamientos pictorialistas anteriores. Roh ya había realizado por entonces su primera exposición fotográfica (1920), en la que había desarrollado su interés por el fotomontaje, un interés por la apropiación y transformación de imágenes que trasladó al entonces floreciente arte del collage. Roh nos aporta asimismo una nueva visión desde el momento en que interpretamos nosotros en última instancia la obra de arte, descubriendo sin reservas lo que hasta entonces se encerraba en los aspectos formales de la obra. El interés de Franz Roh por la práctica artística y por la interpretación de la obra de arte le llevó a explorar tanto el arte experimental como las obras de los no-artistas en el sentido convencional del término, interés que se retomaría a partir de los años 40 y que llevaría a la acuñación del término Art Brut por Jean Dubuffet.

Franz Roh. Lasst das Licht den Robben leuchten, da es die Menschen nicht wollen (Deja que la luz ilumine a las Focas, ya que los Hombres no la quieren). 1930.

La muestra Franz Roh. El collage años 30, que podemos contemplar hasta el 22 de julio en la Sala Vimcorsa, nos permite comprobar de forma práctica las posibilidades que el arte ofrece como disciplina abierta a la interpretación, a la vez que nos muestra su capacidad de subversión. Comisariada por Guillermo de Osma y Hernando Pérez, la exposición reúne más de cuarenta collages de Roh realizados entre 1930 y 1945 junto a otros de los españoles Adriano del Valle, Benjamín Palencia y Alfonso Buñuel surgidos en los mismos años y que muestran la conexión existente en los primeros años 30 entre el arte español y el europeo, conexión que sería interrumpida a partir de 1939. La muestra, producida por Vimcorsa junto a Tenerife Espacio de las Artes, reúne la más importante colección de collages conservada de Franz Roh, procedentes de la galería neoyorquina UBU y la Galerie Berinson de Berlín. Aunque la práctica del collage por Roh se remonta a los años 30, hubo que esperar hasta 1961 para ver públicamente estas series de obras, primero en la galería Otto Stangl y, dos años más tarde, en la galería Parnass de Wupepertal, ambas en Munich. 

Lejos del concepto de "exposición espectáculo", Franz Roh. El collage años 30 es una muestra coherente e ilustrativa que colma las expectativas de los aficionados, demostrando de este modo que es posible la programación de calidad con los ajustados presupuestos a los que la situación obliga, y que sirve igualmente a los propósitos lúdicos y didácticos que debieran emanar desde la gestión pública hacia el mayor número de público posible.


Franz Roh. El collage años 30 
Sala Vimcorsa 
C/ Ángel de Saavedra 9, Córdoba 
Comisariada por Guillermo de Osma y Hernando Pérez 
Hasta el 22 de julio

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Comentarios

srfimia ha dicho que…
Disfruté mucho con esta exposición, a la que todavía le doy vueltas en mi cabeza, y lo hago ahora con este artículo, ¡que bien escribes, Jose Mª!.

Estoy completamente de acuerdo con tu reflexión final, la situación obliga pero hay alternativas ¿alguien puede dudarlo después de visitar esta exposición?.

Gracias de nuevo
Anónimo ha dicho que…
Vi la exposición esta semana pasada y este articulo me ha sido muy útil para entenderla mejor, muy bien escrito y explicado. Enhorabuena a Vincorsa.
Anónimo ha dicho que…
Un texto excelente, José. Como te decía, desde que López Obrero pinto en los ochenta una naturaleza muerta en la que aparecía el libro "Realismo mágico. postexpresionismo" de Franz Roh, me era imposible disociar el nombre de éste del de nuestro artista. Y es que López Obrero fue defensor y cultivador de esa suerte de revitalización del realismo que se produce entre los treinta y los cuarenta (en buena parte de Europa) y que le propicia obras como los retratos de su mujer y algunos bodegones de esos años(Peras y sandías). Pues eso. Lo de Franz Roh, magnífico. Un lujo para la ciudad y, como tu dices, al margen de las exposiciones de relumbrón, con calidad e interés.
Un abrazo
A.L.P.V.