El valle de las Chochonis

Cristo de la Misericordia de Costus. Foto: Cortesía ECCO

Jesús Alcaide / Ars Operandi

1980 fue un año importante para la cultura contemporánea española. Pedro Almodóvar iniciaba el rodaje de Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, Alaska y Pegamoides sacaban a la luz Horror en el hipermercado y Juan Carrero y Enrique Naya, a partir de ahora Costus, iniciaban la serie El Valle de los Caídos

Desde el pasado 21 de junio, el Espacio de Creación Contemporánea de Cádiz, ECCO, presenta la instalación permanente de una colección de 19 piezas de la serie de Costus, fruto de la compra por parte del Ayuntamiento de Cádiz a la familia de ambos, que con ocasión de la exposición se ha complementado con la cesión temporal de otras piezas, documentos y memorabilia que ayudan a comprender el universo Costus y la gestación de su Valle de los Caídos

La Patria con luz negra. Foto: Manuel Fernández. Cortesía ECCO
Como bien se ha demostrado hace unas semanas con la celebración del juicio a Eugenio Merino y su Always Franco y la consiguiente celebración en Madrid de las Jornadas contra Franco por parte del colectivo de Artistas antifascistas, podíamos decir en un juego de palabras con la famosa frase de Arias Navarro, que Franco (no) ha muerto. 

Si bien su cadáver parece enterrado, el fantasma de su política y su ideología, aparece de vez en cuando, sacando cabeza como en la obra Pacto de Madrid (2003) de Fernando Sánchez Castillo, ahora instalada en la Fundación Montenmedio de Vejer de la Frontera, para llevarnos a reflexionar sobre los cabos sueltos de nuestra democracia y los problemas de esa apresurada Transición que en apenas cinco años nos hizo ser “modernos” sin haber aprendido nada de la modernidad y sus fisuras. 

Carmen de Costus. Foto: Cortesía ECCO
La pintura de Costus es un claro ejemplo de este contexto. Como comentaba Juan Manuel Bonet en el texto del catálogo de la exposición 1980 en la Galería Juana Mordó, ahora que afortunadamente no está de moda el arte político, es urgente replantear la política del arte, ahora que la política no se hace en la tela, es urgente replantear la política en la entretela

Y efectivamente esa es la política de Costus, la de mediante la cita y la apropiación del monumento clave del franquismo, El Valle de los Caídos, desmontar toda la ideología que sobre él había urdido el franquismo, para poder asumir para su presente, el de una España también en crisis, los conceptos que de manera alegórica se representaban en el conjunto escultórico que tan de cerca conocían las Costus, pues no en vano Luis Sanguino, uno de los escultores del conjunto era tío de Juan Carrero.

Manuscrito de Costus en El Valle de los Caídos. Foto: Manuel Fernández. Cortesía ECCO
Después de la serie La Marina te llama, inspirada por las gitanas de Marín que fabricadas en su cercana Chiclana de la Frontera se convirtieron en el símbolo pop por excelencia de los hogares españoles de la posguerra, Juan Carrero y Enrique Naya se deciden a continuar con la filosofía del “chochonismo ilustrado” para no dar puntada sin hilo y enfrentarse a su más reciente pasado, el de El Valle de los Caídos, en una serie de pinturas que se convertirán en el reflejo flúor del zeitgeist de los ochenta en España. 

En una España en crisis, las Costus maquillan el cadáver de Franco (al que en un cuadro de 1981 enfrentan con el Sagrado Corazón de Jesús) y colocan en su lugar a un Tino Casal, que melena roja al viento descubre los telones barrocos de un paisaje fauve que corona la Cruz del Valle. 

Ese es el Caudillo para Costus, y a partir de ahí, y sobre todo de las alegorías de la Templanza, en la que toman como modelo a Ana Curra (Pegamoides y Parálisis Permanente), la Justicia, la Prudencia y la Fortaleza, construyen el templo alegórico de las virtudes y herramientas que necesita el ser humano para de manera universal enfrentarse a la crisis. 

Un aspecto de las salas del ECCO con la muestra de Costus. Foto: Manuel Fernández. Cortesía ECCO
Este conjunto alegórico, custodiado por dos ángeles guardianes para los que sirve como modelo el cantante Pedro Marín, se fue construyendo a partir de las fotografías que tomaba Pablo Pérez Mínguez, cuya figura acompaña a Costus en la Resurrección o Capilla del Altísimo (1982) y fue cobrando forma a lo largo de siete años, entre 1980 y 1987, aunque como bien se reseña en uno de los documentos presentes en la exposición, es en 1979 cuando en la mente de las Costus se inicia la idea de dar vida a este proyecto. 
 
Tomando como referencia las fotografías de Pérez Minguez, Costus construyen un conjunto de acrílicos con pintura flúor, que gracias al montaje de la exposición en el ECCO, podemos ver en su más coherente y completa presentación, pues de manera alternativa, las salas van cambiando de un tenue iluminación blanca a luz negra, convirtiendo las figuras en casi fantasmagorías y a las Costus en aquellos vampiros de los que hablaba Teresa Vilarós en El mono del desencanto, un estudio sobre la construcción cultural de la España postfranquista. 

Al conjunto alegórico de la Templanza, la Fortaleza, la Justicia y la Prudencia, le seguirán en este montaje la alegoría de África (1982) y la Merced (1984), con parte de la familia Bosé como modelos, para seguir la estrella que Bibi Andersen (ahora Bibiana) sostiene en sus manos como Virgen del Carmen. Patrona de la Marina (1986) y enfrentarnos a la coda final del conjunto, la sala 3, en la que aparecen la obra del Caudillo (1985) junto al impresionante Cristo yacente (1982), la Patria (1986) y los Cuatro ejércitos (1981) y la sala 4, en la que el Cristo de la Misericordia (1987) personificado en Juan Carrero, aparece custodiado por los Arcángeles (1982) y dos de los Evangelistas, San Juan (1981) y San Mateo (1981). 

Los diez mandamientos chochonis de Costus. Foto: Ars Operandi
Como continuación del montaje se ha añadido una serie de gráficas que recogen los principios fundamentales del Chochonismo ilustrado, filosofía creada por Costus y Fabio McNamara en la mesa camilla de la Casa Convento de la calle La Palma que también sirvió a Pegamoides para su famosa canción La Tribu de las Chochoni, y otros documentos, fotografías y objetos artísticos, como un par de jarrones de cerámica pintados por Costus, con los que se inicia una más que interesante labor, la de recuperar, difundir e interpretar la obra de Costus, y con ellos, la de un panorama demasiado sumido en los tópicos como es el de las producciones artísticas de los años ochenta en España. 

Una vez que ya hemos realizado el aprendizaje de la decepción, como diría Féliz de Azúa, es el momento para retomar de manera crítica el debate y la reflexión sobre las políticas culturales y artísticas de los años ochenta en nuestro país, y el impecable y atractivo montaje de Costus en ECCO es un más que interesante comienzo para hacer de este centro una oportunidad para desarrollar esta labor y no quedarnos sólo con aquello que Umbral escribió de ellos definiéndolos como los De Kooning de la movida nenuco. Más es más, y Costus fueron mucho más que sólo esto. 

Bookmark and Share

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Chochonismo ilustrado, posmodernismo rosa o antropología cultural de las tribus del rio. Aunque reconozco que nunca me gustaron las Costus (en realidad su obra me daba grima) valoro su recuperación como una posible estrategia de aproximación a lo que fueron la estética y las políticas culturales de los 80.
Gracias de nuevo, Richi, por la ironía y la divulgación.
A.L.P.V.
Paco Muñoz ha dicho que…
He tenido oportunidad de ver en Espacio 3 de la Filmoteca de Andalucía el programa Ars Operandi Videos y debo decir muy alto y claro que sois unos verdaderos artistas, como los que publicitáis.
Enhorabuena amigos.
Anónimo ha dicho que…
Vi la exposición esta semana pasada y no me gustó. El posicionamiento ideológico de Coctus y el rollo transgresor que contagian sus cuadros me mola pero en mi opinión no tienen calidad pictórica.

Manolo Garcés
Anónimo ha dicho que…
Ví, este verano la exposición en Cádiz por que estaba de vacaciones allí, pero he de reconocer que esta pareja era mas sentimental que artística y su pintura no ha dejado ningun escrito ni divulgación alguna en libros relacionados con la pinacoteca nacional.-