Prótesis de la visión. Alegría y Piñero en la sala Iniciarte


Prueba de fuego I. Mutoscopio. 80 x 40 x 55 cm. 2012 de Alegría & Piñero. Foto: Cortesía de los artistas

Redacción / Ars Operandi

La pareja de artistas formada por Alegría Castillo y José Antonio Piñero presentan en la sala Iniciarte de la capital, Prueba de fuego, un proyecto en el que desembocan sus trabajos basados en la experimentación con artificios ópticos. Linternas mágicas, mutoscopios, zootropos y otros artilugios propios de los inicios del cine y la fotografía conforman unas herramientas que sirven a sus autores para "doblegar a la imagen hasta revelarla", "creando sistemas y mecanismos ópticos que funcionan como medios de producción e interpretación de la imagen".

El desencadenante de la muestra es La prueba de fuego de la condesa ante en emperador Oton III, una obra del siglo XV del artista flamenco Dieric Bouts. La temática hace alusión a las antiguas ordalías o Juicios de Dios en las que la inocencia o culpabilidad de un reo se probaba mediante una tortura extrema de la que solo la intercesión divina podía salvarlo. La pintura de Bouts es, para Victor Borrego, profesor de escultura de la Universidad de Granada, "el punto de partida para un penetrante análisis que conduce a la realización de un conjunto de obras. El proceso guarda cierta semejanza con el método paranoico crítico daliniano: primero la imagen es delirada, generando asociaciones espontáneas, amplificaciones, duplicidades, cesuras y, a continuación, de esas metamorfosis fantasmáticas, surge una planificación rigurosamente racional que lleva a la construcción de dispositivos ópticos capaces de concretar ese mundo visionario".

Prueba de fuego I. (detalle). Alegría & Piñero. Foto: Cortesía de los artistas
Alegría & Piñero recurren, como afirma Victor Borrego en el texto editado con motivo de la muestra, al "poder revelador de la simple copia a mano de una forma para atrapar espontáneas y ligeras variaciones, suficientes para que, de su deriva, surja un universo nuevo. Así, el hierro al rojo se metamorfosea en sello cilíndrico que imprime infinitas versiones nunca iguales, o la figura arrodillada de la viuda en el centro del círculo de cortesanos, se transforma en triple odalisca que el zootropo o la luz estroboscópica obligan a contonearse, en una táctil visión de eróticas val-del-omarianas. Ellos lo llaman: “doblegar a la imagen” y ciertamente la condesa, que ha salido victoriosa de la prueba de fuego, se doblega ahora, desviada de su frío eje, y arde entera convertida en fluctuante llama. También su rostro hipnotizado, sale de su mutismo exteriorizando las emociones contenidas, como un auténtico “libro abierto” que el filoscopio nos permite leer".

Prueba de fuego I
Alegría & Piñero
Sala Iniciarte, Córdoba
Hasta el 25 de abril



Comentarios

Qué bueno el rodillo de silicona y sus resultados