Figura y fondo. Una conversación entre David Bestué y Jesús Alcaide

Vista general de la exposición de David Bestué en Combo. Foto: Ars Operandi
Jesús Alcaide / Ars Operandi

El interés por trabajar con el capital simbólico de la ciudad a partir de los procesos artísticos contemporáneos, hace que en el 2015, desde Combo iniciemos una serie de proyectos en los que invitamos a diversos artistas, teóricos y agentes culturales para producir nuevos imaginarios de Córdoba desde el presente. Karen Knigol lo hizo con la Semana Santa y la performatividad mediterránea, Shan Kelley con la figura de Pepe Espaliú y los espacios de cruising, y David Bestué lo hace con la figura de Juan Bernier como personaje de una Córdoba oculta y no oficial y la propia imagen de la ciudad como un juego de estratos, solapamientos y colisiones temporales.

Jesús Alcaide: La exposición Figura y Fondo que presentas en Córdoba parte de un trabajo específico de investigación sobre la ciudad y su capital simbólico, huyendo del tópico y descubriendo nuevas miradas hacia un entorno que desconocías. ¿ De qué manera se ha desarrollado este trabajo?¿Cuáles han sido los procesos que te han llevado a estos resultados?.

David Bestué: He ido a Córdoba en dos ocasiones para preparar esta exposición, en enero y ahora en junio. La primera toma de contacto me permitió hacerme una imagen más real de la ciudad, más allá de su centro histórico. Por otro lado investigué un poco sobre su Historia de diferentes maneras, a partir de su arquitectura, de la producción literaria de sus poetas o de los anuarios periodísticos de la ciudad que hay en la biblioteca central. Por otro lado también tenia claro que quería aplicar en Córdoba líneas de investigación escultórica que ya he iniciado tiempo atrás pero nunca enfocadas a un contexto específico.

Reloj de Pablo García Baena y cubos rellenos de flores del Parque de los Patos 
Foto: Ars Operandi
J.A.: Este proyecto tiene precedentes en otros trabajos realizados por ti, como la serie de esculturas metálicas que presentaste en la exposición Piedras y poetas (2013) en la galería Estrany de la Mota y en proyectos excéntricos como el realizado sobre Poeta en Nueva York de Lorca, Ciudad fuera y ciudad dentro (2013). ¿De dónde procede ese interés por unir la ciudad y la poesía?

D.B.: En los dos casos que explicas quise relacionar la figura del escultor con la del poeta, al fin y al cabo la manera en la que el poeta escoge palabras es similar a la del escultor haciendo lo propio con formas y materiales. Por eso en la exposición he realizado algunas piezas usando elementos que me he ido encontrando por la ciudad, como si mi función fuera seleccionarlos y ponerlos en orden. Gran parte de mi obra tiene un origen textual, se inicia con texto, no con una imagen mental. Normalmente me gusta estirar ese origen y romperlo de golpe, como una idea a la que le vas dando vueltas y de repente tienes que llevarla a lo real, un proceso de cristalización.

Gelatina del río Guadalquivir. Obra de David Bestué. Foto: Ars Operandi
J.A. En esta ocasión podríamos dividir las piezas que presentas en dos espacios que se conectan, por un lado la ciudad de Córdoba y por el otro la obra de Juan Bernier, poeta de Cántico, en un juego de figura y fondo, que te descubre lo que fue la vida en esta ciudad a partir de su Diario. ¿Cómo surge la figura de Bernier en este trabajo? ¿Qué es lo que te interesa de ella?.

D.B. El hecho de utilizar referentes poéticos en Córdoba ha sido muy natural, al tratarse de una ciudad con una dilatada tradición en ese ámbito. Desde Góngora a los poetas actuales de la ciudad, pasando por el autor que comentas. Su diario, planteado a modo de confesión, relata sus escarceos sexuales en la ciudad (como contexto y escenario), llevados a cabo durante la posguerra. Me fascina esa producción literaria simultánea, la pública y la oculta, así como el testimonio de una serie de sucesos fugaces que sucedieron en la ciudad, y que suelen ocurrir también ahora (escondrijos, callejuelas, azoteas) pero que sin embargo no suelen registrarse de ningún modo.

Antología breve de las rejas de Córdoba (detalle)
 
Foto: Ars Operandi
J.A. El resultado final de tu trabajo de lectura formal sobre la obra de Bernier se concreta en una serie de esculturas metálicas en cuyo interior se esconden elementos que hacen alusión a sus escritos. Hay en ellas una relectura de la escultura moderna, que desde una ciudad como Córdoba con un referente como el Equipo 57, adquiere nuevos sentidos. Pero, como hemos dicho, en ellas se pone en cuestión esa asepsia de la modernidad, pues como decía no sé si Paul Mc Carthy o Mike Kelley sobre la escultura minimal, a “la escultura de Carl André le hace falta que alguien se mee en ella para significar algo”. ¿Estaría en esta línea tu visión de la escultura?

D.B.En las obras relacionadas con Juan Bernier, se trata de dos tipos de trabajos: por un lado esculturas metálicas en cuyo interior se esconden una serie de elementos y esculturas metálicas realizadas a partir de las descripciones que el poeta hacia de su estado de ánimo así como de sus escarceos sexuales. En ese sentido he usado las analogías que el realizaba con el mundo físico al hablar de su situación mental ("pozo hondo", "desequilibrio constante",...). Respecto a lo que comentas de repensar los postulados de la escultura moderna, no sé si mi trabajo está relacionado con esa intención. En todo caso sí que me interesa romper con la idea de representación en mis obras, por eso intento utilizar materiales "reales".

Escombros recogidos en la ciudad de Córdoba y ordenados de manera cronológica. 
Foto: Ars Operandi
J.A. En ese sentido, también has realizado una serie de esculturas que son el resultado final de tus derivas urbanas, realizadas con elementos tomados de la ciudad

D.B.Sí, he ido recolectando materiales, fragmentos de la ciudad que andaban sueltos, como si fueran los ingredientes de algún tipo de receta. Me gustaba realizar el experimento de un escultor que busca sus piezas andando por la calle, escogiendo lo que ve por la calle. A la hora de presentarlos en la sala he optado por hacerlo tal cual me los encontré aunque en un par de casos, y asesorado por el cocinero José Soler, me he servido de técnicas culinarias para manipularlos.

Reja y cucurucho, escultura de David Bestué. Foto: Ars Operandi
J.A. Una de las cosas que te han interesado de estos deambuleos han sido las rejas de la ciudad, por qué?

D.B. Bueno, comencé fotografiándolas porque enseguida vi que habían muchos tipos de reja en la ciudad. Me interesa escoger un elemento de la ciudad que va sufriendo variaciones con el transcurso del tiempo aunque desde hace un tiempo esa evolución parece haber entrado en un proceso de desorden o enroscamiento. Actualmente vemos tascas decoradas con rejas que simulan diseños medievales, cajas de ahorro con celosías árabes de acero inoxidable, locales comerciales con vinilos a lo art nouveau. Esos tramos tienen algo de ritmo, de verso, de agotar todas las maneras que tiene una varilla de hierro de llegar de un punto a otro. Esta idea de tiempos simultáneos en realidad tiene mucho que ver con la propia historia de la ciudad, donde, como sucede en la mezquita, se solapan diferentes ejemplos de arquitectura en el mismo lugar. Lo que quise hacer es reproducir buena parte de estos patrones o ritmos y exponerlos todos juntos, en Antología breve de las rejas cordobesas. Para su realización he contado con la ayuda de Manolo (Toqui), un herrero de Belalcázar.

Otro aspecto de la exposición de David Bestué en Combo. Foto: Ars Operandi
J.A. Finalmente el propio montaje de la exposición puede sorprender por el display utilizado, la construcción de una serie de paneles de conglomerado de madera, que choca con el espacio blanco por su tosquedad y regusto kistch ¿Por qué eliges esos paneles para presentar tus piezas?.

D.B.La elección del display se debe a un interés por dividir la sala en dos espacios separados y, además, evitar que las piezas y las fotografías estuvieran colocadas únicamente en el perímetro de la sala. La elección del conglomerado de madera falsa remite a esa necesidad que he comentado antes de introducir en la exposición diferentes aspectos de la ciudad, al fin y al cabo durante mi estancia aquí no he vivido en la Judería sino en el barrio del Arcángel. Lo que quiero decir es que en la ciudad convive la mezquita con la estación del AVE o el supermercado Deza, en un juego dialéctico constante que va de la evocación a su pasado a la vida en actual en la ciudad (con sus secretos y sus problemas).


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