Louise Bourgeois: La sombra de la madre araña

Maman de Louise Bourgeois en el Museo Picasso Málaga. Foto: Pablo Asenjo © Museo Picasso Málaga
Jesús Alcaide / Ars Operandi

Invocar o provocar el diálogo de importantes nombres del arte del siglo XX con la obra de Pablo Picasso es una de las líneas de trabajo que se vienen desarrollando desde hace unos años en la programación del Museo Picasso Málaga. En esta línea de trabajo hemos visto como se han organizado exposiciones con trabajos afines al lenguaje del artista malagueño como las de Frantisek Kupka, Alberto Giacometti o el Lissistzky. En otra línea de acercamiento temporal al arte de nuestro momento más cercano, hemos podido ver como se subían al ring las obras de artistas como Martin Kippenberger o Richard Prince para pelear con el golpe de izquierdas de Picasso, saliendo airosos del combate y demostrando que a pesar de la “picassización” que se ha hecho del propio Picasso, aún sigue quedando mucho por contar desde las narrativas contrahegemónicas y subalternas al discurso oficializado. Y por último no podemos olvidar la presencia en la programación de los últimos años de importantes mujeres del mundo del arte del siglo XX como Sophie Taeuber Arp o Hilma af Klimt, exposiciones que han servido para visibilizar y dar a conocer el papel que las mujeres tuvieron en la construcción del proyecto moderno y el mito de las vanguardias desmontado por Krauss.

En esta línea de trabajo se inserta esta exposición, una de las grandes apuestas de la institución y también la que será una de esas “actividades culturales a realizar en verano” que tanto aparecerán en revistas de moda y suplementos culturales. Ahora es la obra de Louise Bourgeois (1911-2010) la encargada de medirse en el cuadrilátero con la obra de Picasso, aunque no sé si por razones espaciales o por decisión curatorial, se ha evitado el diálogo o la confrontación específica, pues se trata de una exposición individual y retrospectiva sobre el trabajo de Bourgeois, pero no podemos olvidar el espacio en el que se presenta, el Museo Picasso Málaga. ¿Picasso vs Bourgeois?. Esperemos a un próximo asalto.

Organizada en colaboración con el Moderna Museet, la exposición lleva por título Louise Bourgeois. He estado en el infierno y he vuelto y está compuesta por más de 100 obras realizadas entre la década de los años 40 y el 2009, procedentes de colecciones privadas y públicas como la Fundación Louise Bourgeois, The Easton Foundation, el Centro Pompidou, el Moderna Museet, el MOMA de Nueva York o la galería Xavier Hufkens de Bruselas.

Obras de Louise Bourgeois en el Museo Picasso Málaga. Foto: Jesús Dominguez © Museo Picasso Málaga
Dando la bienvenida a la exposición al visitante con una de sus archiconocidas Maman (1999) procedente de la Easton Foundation, la retrospectiva se teje en torno a una serie de hilos argumentales que se van distribuyendo a lo largo de las dos salas, a partir de conceptos ligados a la obra de Louise Bourgeois como La fugitiva, Soledad, Trauma, Fragilidad, Estudios naturales, Movimiento eterno, Relaciones, Dar y recibir y Equilibrio. La araña teje y desteje, y la madeja cada vez se va haciendo más densa e irrespirable hasta que como no podía ser de otra manera te quedas atrapado en sus redes.

Comenzando por La fugitiva, trasunto biográfico y anímico de la propia Bourgeois siempre huyendo de todo (de su padre, de París, del surrealismo, de Bretón, del feminismo, de la fama, del mundo del arte), nos encontramos en esta sección con trabajos de gran importancia para el imaginario de Bourgeois como la Femme Maison (1947-90), la serie de grabados He Dissapeared into complete silence (1947-2005) o la estampa Take me right back to the track Jack (1946) que aparece como premonición de sus multiplicidades corporales y sus cabezas “jánicas”. Máquinas, mujeres, cuerpos, casas, jaulas, personajes, celdas. Imágenes fetiche del discurso de Bourgeois que se irán repitiendo hasta el final de sus días.

Desde esta apertura al lenguaje de Bourgeois nos lanzamos a la más completa Soledad, esa que emparenta el discurso de Bourgeois con la insoportable levedad de las esculturas de Giacometti, tal y como podemos ver en totémicas composiciones escultóricas como Pillar (1949), Woman in the shape of a Shuttle (1947-1949), The Wedges (1950) o Knife couple (1949), así como en piezas realizadas con telas cosidas como Love (2000) o Untitled (2002), donde Bourgeois vuelve al trabajo artesanal de costurera que tanto marcó la vida de su madre. A diferencia del totemismo de Giacometti o Brancusi, la verticalidad de Bourgeois se nos presenta casi como un cuestionamiento fálico de la escultura (alto, grande y largo, mejor) por la introducción de otros materiales blandos y del propio color de algunas piezas que la emparentan con el trabajo de Arp.

Y de la Soledad al Trauma hay sólo un paso, el que media en la vinculación del trabajo de Bourgeois con los discursos del psicoanálisis freudiano y la aparición de lo abyecto a través de la teoría de Julia Kristeva, conceptos que marcaron de una manera definitoria la manera en la que desde los años ochenta nos acercamos a la obra de Bourgeois y a gran parte del arte creado en esa época.


Obras de Louise Bourgeois en el Museo Picasso Málaga. Foto: Jesús Dominguez © Museo Picasso Málaga
En este sentido, esta sala es quizás la más dura y compacta de la exposición, pues en ella se presentan piezas de gran contenido biográfico como Couple (1996), la recuperación de la memoria a través de los objetos como The hidden past (2004), aportaciones materiales a la escultura como Lair (1986) realizada en caucho, la organización de los cuerpos en Untitled (1996) y la decisiva Janus Fleuri (1968), unión de sexos y tiempos con las que Bourgeois se adelantó a muchas de las teorías identitarias trazadas en las últimas décadas, así como la presencia de la celda como espacio (in)habitable en Untitled (2002), reverso dramático de esa habitación propia que reclamaba Virginia Woolf para las mujeres.

Una de las características de la escultura de Bourgeois que ya se adelanta en esta sala es la de la suspensión, aportación que su lenguaje hace a la renovación de la escultura de vanguardia y su lucha contra el pedestal y la lógica del monumento. Contra ellos, Bourgeois suspende formas, cuerpos, sentidos, en la búsqueda de nuevos lugares para la escultura, aquellos que se dieron desde la década de los sesenta y en los que Bourgeois participó de manera decisiva.

Bordeando las cuestiones de la soledad y el trauma, aparece en la exposición el concepto de Fragilidad, sección en la que destacan la serie de dibujos dominados por el color rojo que tanto influenciaron a otras artistas como Nancy Spero, y en las que de nuevo aparece el imaginario de Bourgeois más dramático, las tijeras y cuchillos, planchas y suicidas, escaleras y líneas de corte, así como las consabidas relaciones paterno-filiales, base del acto de sublimación artístico que domina toda su obra.

Del cuerpo frágil sobre el que se asienta el trabajo de Bourgeois pasamos a la sección Estudios del natural, fundamentada en la visión del cuerpo y de ciertos elementos naturales en la escultura de Bourgeois, dando lugar a esculturas mórbidas como Sleep II (1967), Torso (1963-64) o el traje realizado en látex para una performance en 1978, traje que nos trae a la memoria esa otra imagen de Bourgeois a las puertas de su apartamento neoyorkino vestida como una mujer-patata.

Cell XXVII de Louise Bourgeois en el Museo Picasso Málaga. Foto: Jesús Dominguez © Museo Picasso Málaga
La anteriormente citada idea de la suspensión, nudo esencial en el discurso de Bourgeois, aparece retomada en la sección Movimiento eterno, sala dominada por la visión suspendida de uno de sus conocidos Arch of Hysteria (1993) que se contrapone a la madeja casi intestinal de Untitled (2004), acompañado de una suite de dibujos de gran formato donde cordones umbilicales, flujos y cuerpos se entrecruzan À L’infini (2008).

Pero si por algo hemos visto sobreexpuesto el trabajo de Bourgeois en los últimos años, ha sido por la utilización que en sus últimos años haría con trabajos sobre el cuerpo, en los que la piel se construía a través de retazos de tela, piezas presentes en la sección Relaciones, trasunto de cómo la escultora juega con la idea del otro, lo disímil, lo diferente, el no-dos y los nudos, presente en piezas como Together (2005) o Couple (2001), así como en otras piezas de metal (The Couple, 2003) y caucho (Legs, 1986) en las que la imagen del cuerpo fragmentado y polimorfo que presenta Bourgeois será clave para los discursos sobre el cuerpo que se desarrollarán durante la década de los ochenta en plena crisis del Sida.

Unido a esta idea del otro, de las relaciones, aparece el concepto de Dar y recibir, que en el imaginario de Bourgeois aparece significado por la presencia de brazos y manos (Untitled, 2002), que tanto influenciaron a otros artistas contemporáneos como Pepe Espaliú, así como en la utilización de palabras y frases que a modo de statements aparecerán en la obra de Bourgeois aquí presentes en las placas metálicas I love you (2005) y Merci-Mercy (2005).

Como coda final a la exposición, la idea de Equilibrio, físico y mental es la que pone punto final a un recorrido por el infierno de Bourgeois para encontrarnos cara a cara con una de sus impresionantes celdas, Cell XXVII (2004-2005), donde una figura femenina de tela aparece sentada sobre una pieza de mármol en la que aparecen varios brazos unidos, mientras en su regazo una esfera azul que alude al equilibro se refleja sobre uno de los espejos que asoma en la parte superior de la celda. Difícil resumir en una pieza todos aquellos conceptos sobre los que se trama una exposición retrospectiva de más de cien piezas, pero en esta ocasión se ha conseguido.

La sombra de la araña es alargada y viajar al infierno de la mano de Bourgeois sigue siendo una de esas razones por las que uno sigue creyendo en el poder del arte, no sé si como “garantía de salud mental”, pero sí como experiencia transformadora fundamental. He estado en el infierno y he vuelto, y déjame decirte que ha sido maravilloso. Bonjour Bourgeois.


He estado en el infierno y he vuelto
Louise Bourgeois
Museo Picasso Málaga
Hasta el 27 de septiembre


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