Elisabel Prieto. Las aguas profundas se mueven en la superficie

Aspecto de la exposición de Elisabel Prieto en Limbo 0. Foto: Manuel Torres
Fernando M. Romero para Ars Operandi


El pasado 24 de octubre se inauguraba en Córdoba el espacio Limbo 0 con la exposición de la artista cordobesa recientemente desaparecida Elisabel Prieto (1983-2015). La exposición, titulada Paraíso perdido y recobrado, no es una muestra al uso por muchos motivos y es precisamente esto lo que la hace tan especial, recomendable y necesaria. Elisabel Prieto es una artista nacida en Córdoba y licenciada en Bellas Artes en la Universidad de Granada. Su proyecto de fin de carrera giró en torno al poema de tema bíblico El Paraíso Perdido (1667) de John Milton (1608-1674). Tras finalizar la carrera retornó a Córdoba donde abrió hace dos años junto a Enrique Del Castillo el Bar Limbo con el planteamiento de que éste fuera mucho más que un bar. Así, desde su nacimiento, ha supuesto para Córdoba un lugar de encuentro cultural en el que muchos hemos podido disfrutar de conciertos, presentaciones de libros, recitales, performances, proyecciones, masterclass musicales y otros eventos que han configurado una programación exquisita y con personalidad.

Ésta era la vida de Eli, pues mientras abajo en el bar propiciaba todo aquello, la planta de arriba era su casa (el mismo espacio que sirvió de estudio hace años al pintor Paco Gil). Ahora, ese espacio reformado, se abre al público bajo el nombre Limbo 0 como forma de continuar y ampliar la visión que comenzara Eli mediante la programación del Bar Limbo. Se plantea por tanto como un espacio cultural sin ánimo de lucro cuyo fin es dar cabida a proyectos y a creadores que no podemos encontrar en otros espacios de la ciudad. En el primer proyecto que acoge Limbo 0 la propia Elisabel Prieto se nos revela en esta exposición póstuma como una artista con personalidad propia.

Adan y Eva entre flores. Litografía de Elisabel Prieto
En mi caso me acerqué a la exposición sin conocer previamente la obra de Eli. La muestra podría concebirse casi como una instalación que comenzara en el nuevo espacio Limbo 0 y se extendiera de forma orgánica hasta invadir el propio Bar Limbo. No encontraremos aquí un proyecto ni un hilo conductor, al menos no uno explícito ni a simple vista. Lo que encontramos es algo mucho más interesante: una inmersión total en la visión de Eli donde cada uno puede trazar su propio recorrido a través de las huellas que ha ido dejando por el camino. Estas huellas o trazos en forma de dibujos y grabados no se ordenan en el espacio según un criterio cronológico, lo cual es todo un acierto, pues en toda la obra de Eli (y en la concepción misma de esta exposición) se percibe el deseo de no sucumbir a las rigideces del Tiempo y de un destino que finalmente se desveló trágico. De ahí quizá su interés por el verdadero protagonista de El Paraíso Perdido y su rebelión ante un destino impuesto. Esa misma rebelión la encontramos dosificada en los dibujos de pequeño y mediano formato que conforman la exposición, realizados en distintos momentos de su vida pero dotados de una sensibilidad común. En ellos encontramos un fértil interés por lo que habita en los límites, por los márgenes, por merodear en ellos en vez de aceptar la inevitabilidad de lo tangible. A lo largo de la exposición vamos encontrando las huellas que Eli fue dejando al transitar por esos umbrales donde se cruzan lo humano y lo animal, lo orgánico y lo simbólico, lo visible y lo oculto, la ironía y el terror. La obra de Eli se mueve en un espacio fronterizo y difuso como el Limbo. Es en esos cruces y yuxtaposiciones de trazos donde vemos la verdadera inteligencia de Eli como dibujante. Hay una sabiduría casi inconsciente, muy persuasiva, en sus imágenes, en el uso de los materiales, en el ritmo interno que despliegan muchos de sus dibujos y apuntes de tinta, en el empleo que hace del vacío del papel y de la secuencia, en la apropiación de determinados símbolos, como si en todo momento mantuviera esa fascinación de exploradora transitando por caminos ajenos a los canónicos.

Secuencia, dibujos en tinta china de Elisabel Prieto
Descubrir esos indicios deambulando por los distintos espacios que ocupa la exposición, junto a ese carácter mítico y animal que tienen algunas de sus obras, me hizo pensar en la figura de Hermes, el dios griego padre de Pan, mitad hombre y mitad cabra, como tantos híbridos que encontramos en la obra de Eli. Hermes era también protector de los caminantes y guardián de las puertas, responsable de custodiar durante el viaje las almas que cruzaban la frontera entre la vida y la muerte, conociéndosele también como Hermes Psicopompo, el que comunicaba los distintos planos de existencia. También se le atribuye la invención de la música, que tanto protagonismo ha tenido en el Limbo desde su nacimiento y a cuyo son parecieran danzar muchas de las figuras protagonistas de los dibujos de Eli.

Por eso no puedo evitar entender esta exposición casi como una instalación o un environment donde la arquitectura juega un papel fundamental tanto en lo formal como en lo simbólico. Las obras se diseminan en un espacio en dos alturas comunicados por una escalera que sirve de tránsito (y donde se encuentran algunas de las obras más interesantes). La misma entrada cuenta con dos puertas para acceder y un interior donde abundan los umbrales que debemos cruzar para descubrir las obras en las distintas salas y el patio. Es el espacio perfecto para que las obras de Eli desplieguen todas las resonancias que contienen y nos contagien de ese tránsito “hermenéutico” habitado por seres híbridos desubicados y mitos ausentes.

Hasta el 4 de enero se puede visitar esta exposición en la que Elisabel Prieto se ha revelado como una artista dotada para crear narrativas complejas con elementos aparentemente sencillos. Tanto en el acondicionamiento del espacio como en el montaje y diseño de la exposición se nota la cuidadosa mano de Pablo Prieto, también artista y con un fuerte vínculo tanto con Eli y su obra como con el espacio, aunando así ambos en un conjunto indisoluble. Teniendo en cuenta la programación que se ha venido desarrollando en el Limbo Bar y las posibilidades que ofrece el nuevo Limbo 0 es una gran noticia para la ciudad que abra sus puertas este espacio en un inmejorable homenaje a su impulsora, Elisabel Prieto.



Comentarios

Patricia A. Schechter ha dicho que…
Un resumen exquisito, tan listo y apto.
Lara Pintos ha dicho que…
Me ha encantado leer esto.
Anónimo ha dicho que…
Triste historia de una genial arqta.Soy de Córdoba y me gustaría ver su obra.¿Donde?