Regina de Miguel, ficción posible, ciencia inadmisible


Regina de Miguel, Soy parte de esta frontera fracturada, exposición en C3A. Foto: Pablo Ballesteros, cortesía Centro de Creación Contemporánea de Andalucía

Jesús España / para Ars Operandi

“Me interesa la simultaneidad de distintos mensajes operando al mismo tiempo, la idea de estrato asociada a la visión y la comprensión; investigar aportando ficciones posibles, lecturas insólitas en contra de las lógicas útiles y encaminadas a cuestionar el propio estatus del conocimiento”. Con esta frase, Regina de Miguel (Málaga, 1977) define muy bien el sentido y dirección de su trabajo.

Residente actualmente en Berlín, en un estudio que ocupa el espacio de la antigua sede principal de la radio de la RDA (paradigma, en curioso contraste con las ideas de la artista, de la defensa a ultranza de una historia estatal infalible y, por supuesto, innegociable) Regina de Miguel se propone subvertir esa idea preconcebida, ese axioma que nos conmina a considerar a la ciencia, a muchas ideas en general, como la nueva verdad revelada. Exponiendo en solitario desde 2008 y con piezas en las colecciones de instituciones como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, de Miguel atesora una gran cultura científica y una elevada formación cinematográfica y literaria. En este sentido, los trabajos de Alain Resnais (1922-2014) o Chris Marker (1921-2012), los filmes de Andréi Tarkovski (1932-1986) o las novelas de Stanislaw Lem (1921-2006), nutren el imaginario personal de una artista que, a la postre, denota en su producción esa visión un tanto más indeterminada, más errabunda y, por qué no, poética que tenía la tradición rusa de ciencia ficción sobre los distintos universos y sus particulares fenomenologías. Nuestro mundo, conocido y ordenado, es escrutado buscando grietas, resquicios, in betweens de los que se pueda extraer una nueva luz que ilumine, que ponga el foco en esos enormes espacios de subjetividad que tanto se afana en ocultar el poder omnímodo y reverenciado de lo académico oficial.

Regina de Miguel, Soy parte de esta frontera fracturada, exposición en C3A. Foto: Pablo Ballesteros, cortesía Centro de Creación Contemporánea de Andalucía

Regina de Miguel exhibe en el C3A, hasta el 13 de enero de 2019, la muestra Soy parte de una frontera fracturada (I´m Part of This Fractured Frontier), que aglutina muchos de esos conceptos de los que hablábamos y que está conformada por cinco instalaciones: V.I.T.R.I.O.L (2018), Nouvelle Science Vague Fiction (2011), Voces de mundos que se desvanecen (2013), Decepción (2017) y Una historia nunca contada desde abajo (2016).

V.I.T.R.I.O.L (visita interiora terrae rectificando invenies ocultum lapidem) fue, en un inicio, una performance concebida en connivencia con la multifacética Lucrecia Dalt. Por unos altavoces incorporados a la instalación oímos las declaraciones que se formularon en dicha actuación, vinculándose estos al ambiente de un laboratorio, evocando la extraña violencia que destila el trabajo aséptico e impersonal de estas salas especiales, alejadas totalmente de la realidad, recreaciones de mundos, por sus condiciones físicas, totalmente artificiales, que no son otra cosa que trasuntos de la arcana, y totalmente desautorizada, alquimia.

Con música de Jonathan Saldanha, Nouvelle Science Vague Fiction (vídeo en HD y animaciones junto a fotografías) se focaliza en interrelacionar la construcción humana y la ecología. Otra vez, la percepción científica, sus escalas universales, no se corresponden con las medidas naturales de la biodiversidad que nos rodea. En los dos canales que componen la instalación se confrontan, por un lado, imágenes del lago esloveno de Cerknica, y su curioso fenómeno de aparición y desaparición del agua a lo largo del año, junto a secuencias filmadas en Holanda, concretamente las antenas ASTRON, que estudian objetos celestes lejanos, y, por otro, una suerte de recreación de escenarios de la nave espacial Solaris que, según era intención del escritor Stanislav Lem en su novela, resultaba ser una representación virtual de la propia Ciencia a base de pequeños fragmentos ordenados caprichosamente.

Regina de Miguel, Soy parte de esta frontera fracturada, exposición en C3A. Foto: Pablo Ballesteros, cortesía Centro de Creación Contemporánea de Andalucía
Voces de mundos que se desvanecen se inspira en los trabajos del divulgador Carl Sagan (1934-1996), concretamente al proyecto que emprendió en los setenta del siglo pasado y que estaba ligado al lanzamiento por parte de la NASA de las sondas exploradoras del espacio Voyager y Pioneer, equipadas con placas y un disco de oro, diseñados por Sagan, que contenían información esencial sobre los humanos y sobre la Tierra, para que pudieran una especie de “manual de instrucciones humano” en caso de que estas fueran halladas por alguna civilización extraterrestre. De Miguel incluye en sus Voces tanto una placa dorada, que calcula lo que tardaron en llegar a ciertos planetas o galaxias determinados eventos humanos (las ondas de radio, por ejemplo, se propagan por el cosmos simplemente con ser emitidas) como una reflexión en torno a un poema de Silvia Plath (1932-1963) que se pregunta sobre sí misma y su lugar en el mundo, trasladando estas preguntas a un alfabeto híbrido de lenguas muertas, vinculado este a su vez a un catálogo de imágenes de galaxias en las que se ha detectado un agujero negro o una estrella muerta.

“Isla Decepción es uno de los lugares más extraños del planeta”, comenta la voz en off del vídeo Decepción. La música de Lucrecia Dalt acompaña este viaje, que tuvo como germen la colaboración de Regina de Miguel con los integrantes del grupo de investigación en astrobiología de la Base Militar de Torrejón de Ardoz, especializado en el estudio de organismos extremófilos. Isla Decepción (cuyo nombre español nace de un fallo de traducción, puesto que debería llamarse, más bien, “Isla Engaño”) es una ínsula antártica que, debido a la presencia de estos organismos que, increíblemente, sobreviven en las condiciones más desfavorables, es vista por los científicos como uno de los lugares análogos terrestres más próximos a Marte. Un monólogo interior, inspirado por este lugar sobrenatural, engañoso, lleno de monstruos antediluvianos pero, lejos de los relatos de fantasía más canónicos, de microscópicos tamaños, divaga en torno a la no presencia de la huella humana en esta porción de tierra alejada de la civilización con palabras que son eco de las reflexiones de Edgar Allan Poe (1809-1949), Julio Verne (1828-1905) o Howard Phillips Lovecraft (1890-1937).

Por último, en la Sala de vídeo del C3A, tras la Escalera para subir al cielo de Córdoba de Yoko Ono, se emite Una historia nunca contada desde abajo. Nos remite a un caso insólito y radical, relacionado con las tecnologías de comunicación, acaecido en el Chile liderado por Salvador Allende (1908-1973), entre 1971 y 1973, frustrado tras el golpe de Estado liderado por Augusto Pinochet (1915-2006) y cuyo ideólogo era el visionario cibernético Stafford Beer (1926-2002). El Proyecto Cybersyn (o Synco) pretendía “entregar las herramientas de la ciencia al pueblo” o, lo que es lo mismo, un intento de planificación económica controlada en tiempo real gracias a una red de máquinas teletipo que comunicaban a las fábricas con un único centro de cómputo en Santiago de Chile, desde donde se controlaba a las máquinas empleando los principios de la cibernética. Esta historia real sobre una revolucionaria utopía inspira una creación artística que pivota entre el anhelo de comunión práctica y filantrópica entre ciencia y humanidad y la esperanza de una definitiva disolución de la distancia entre ellas, adentrándose, inevitable e igualmente, en las fisuras que esto puede producir.

Regina de Miguel 
Soy parte de esta frontera fracturada
Centro de Creación Contemporánea de Andalucía, Córdoba
Del 28 de septiembre 2018 hasta el 13 enero 2019 
 

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