Eulália Valldosera: Dependencias

por Rosa Colmenarejo


En su recorrido Eulália Valldosera ha planteado desde los primeros años noventa la negación del objeto de arte como producción para el consumo otorgando en su trabajo evidente primacía a la acción. Su intención no es crear un objeto para ser observado, sino hacernos partícipes de una acción que pueda ser recordada, como un flujo de información que se introduce en nuestra memoria y forma parte de nuestra propia vida, incidiendo en esos actos cotidianos y en los residuos de nuestro paso que actúan como prolongaciones del cuerpo.

En Dependencias 2009, una instalación realizada expresamente para esta muestra del MNCARS, Valldosera pone en nuestras manos un carrito de la compra cargado con proyectores de vídeo. La obra toma vida cuando comenzamos a empujar el carrito, avanzamos, retrocedemos, nos detenemos, saludamos a nuestra sombra proyectada sobre las imágenes recogidas por Valldosera en un supermercado, en una terminal de aeropuerto y en un museo. Nuestra sombra se hace una, se solidariza rápidamente, con el movimiento que genera la conciencia del estar vivo, estar y ser, aquí y ahora. Otros tres carritos más interactúan con el chorro de luz y experiencias que sale del nuestro, una proyección en travelling que se emancipa de la autora para acogerse a nuestro ritmo vital, a nuestra percepción, a nuestra curiosidad y nuestro deseo. Un regalo experimental. Un juego muy serio que hábilmente nos remite a las cargas que arrastramos, que nos acompañan o nos lastran la existencia, la experiencia y, sobre todo, nuestro modo de relacionarnos con los demás.


Dependencias da nombre a toda la muestra y hace referencia también a las estancias en las que ésta se desarrolla, a la sucesión de contenedores de experiencias que aspiran a explorar nuestra psicología de la percepción. Botellas interactivas (Forever Living Products nº3) pretenden sacudir nuestros sentidos, pesan o suenan, alojan en su interior un ojo mágico, conversaciones privadas, confesiones íntimas, testimonios de experiencias para terminar proponiéndonos el juego más arriesgado, una botella de Fairy que nos habla y nos propone: Te doy la bienvenida a mi espacio. Estoy capacitada para borrar, para eliminar todo aquello que deseas olvidar. Si me lo cuentas, lo guardaré en mi interior y en pocos días habrá desaparecido de mi espacio para siempre y del tuyo también. Aprieta el botón y habla.


Los sólidos puentes con lo cotidiano y la experiencia doméstica vital que tiende Valldosera se traducen en frágilísimas escenografías de luz, liquidos y fluidos, objetos comunes, que permiten afianzar una empatía, un efecto envolvente, una simpatía hacia nuestra propia experiencia, nuestra posición en el mundo y nuestra relación con el otro.

Eulália Valldosera
Dependencias
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Madrid
Del 4 de febrero a 20 de abril
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