Dau al set en Sala Vimcorsa. La suerte de la vanguardia en los 40




A. L. Pérez Villén / Ars Operandi 

Lo habitual cuando se trata de historiar el cambio de signo en el arte español posterior a la guerra civil es referirse a las experiencias colectivas de finales de los 50, léase El Paso, Equipo 57, las delegaciones culturales que normalizan la situación artística fuera de España (Bienal de Venecia, São Paulo, etc...), las expectativas de los nuevos lenguajes en el medio artístico (galerías, críticos, coleccionismo incipiente)... Sin embargo, con ser cierto, también lo es que justo una década antes existen algunos síntomas que en la periferia del sistema del arte españolMadrid y sus instancias oficiales, otra cosa son las galerías catalanasapuntan una leve inflexión. Plano de situación: finales de los 40 y lejos de Madrid, concretamente en Zaragoza, Barcelona y Santander. En la primera de las capitales surge en 1948 el Grupo Pórtico, constituido por Santiago Lagunas, Eloy Laguardia y Fermín Aguayo. Sin cohesión ideológica alguna, sí que poseen una clara coherencia estéticatanto Torres Garcia, Miró Y Paul Klee, como la propia recreación del paisaje localque se adentra en la visión abstracta de la realidad. El mismo año en Barcelona se da a conocer la revista Dau al set, una publicación que asume los postulados del surrealismo y la abstracción, en la que intervienen los poetas Joan Brossa, Juan Eduardo Cirlot, el filósofo Arnau Puig y los pintores Modest Cuixart, Antoni Tapies, Joan Ponç y Joan Josep Tharrats. En Santillana del Mar (Santander) el artista alemán Mathias Goeritz funda, también el mismo año, la Escuela de Altamira, organiza reuniones y cursos de arte contemporáneo a los que acuden críticos de arte, artistas interesados en las corrientes renovadoras del arte contemporáneo y por supuesto los integrantes de Dau al Set y Pórtico.

De manera que además de 1957cuando surgen El Paso y Equipo 57el año de 1948 contiene también elementos suficientes para figurar en la historia del arte contemporáneo español. Aunque no es ninguna novedad, conviene recordarlo porque como decía lo habitual es centrarse en las obviedades, olvidando los antecedentes. Tampoco debemos olvidar la situación, no se puede afirmar que exista una relación de continuidad entre unas y otras experiencias pues el ambiente artístico era absolutamente raquítico y testimonial y carecía, en especial en los años 40, del tímido empuje que las instancias oficiales comienzan a otorgarle una década después debido a los beneficios que su exhibición le acarrean al régimen franquista. No hay solución de continuidad pero sí que se puede hablar de precedentes y en este sentido tanto el Grupo Pórtico, la Escuela de Altamira como la revista Dau al set, constituyen meritorios precursores de lo que acontecerá una vez sobrepasado el ecuador del siglo. Viene todo a colación de la excelente exposición que Ibercaja trae a Córdobaa la Sala Vimcorsasobre la revista y los colaboradores de Dau al set. Una muestra itinerante, comisariada por Concepción Gómez, que transita por EspañaValladolid, Zaragoza, Barcelona, Cuenca, Madrid, Orense, Santander, Murciadesde hace meses y que además de los 54 números digitalizados de la revista contiene dibujos, algunos ejemplares de la revista y óleos de los que se embarcaron en la edición de Dau al set.

Revista Dau al set

El título alude ya al carácter rupturista de la revista, la séptima cara del dado, un lugar nimbado primero por el dadaísmo, por las secuelas del surrealismo y por una figuración de carácter mágico que será su principal seña de identidad. No debemos olvidar quiénes son sus colaboradores. Entre ellos figura el poeta y crítico de arte más influyente de aquellos años, Juan Eduardo Cirlota quien debemos los primeros textos apostando por el surrealismo y más tarde por el arte otro, el informalismo, y autor de libros de referencia sobre ellos y sus autores de cabeceraamén del filósofo Arnau Puig. Por supuesto el siempre deslumbrante y sorprendente Joan Brossaresponsable de la mejor poesía visual española e instigador de innumerables empresas de renovación del tejido artístico en Cataluñauno de los padres de la pintura matérica europea y sin duda su mejor valedor, Antoni Tapies, patrono por excelencia de la abstracción española; además de Joan Ponç, Joan Josep Tharrats y Modest Cuixart, representantes, como decíamos, de un realismo fantástico emparentado con el surrealismo y el informalismo, la extrañeza de la experiencia de lo cotidiano (existencialismo), el mundo de los sueños, la magia (Brossa era un experto y contumaz mago) y el teatro del absurdo.

Los fundadores de Dau al Set

La exposición reúne alrededor de unas cuarenta piezas, entre dibujos y pinturas, así como pliegos sueltos y originales de números de la revista, que apareció de forma irregular entre 1948 y 1951su mejor momentopara languidecer hasta 1954. La tirada era de un centenar de ejemplares con una media de entre 8 y 10 páginas, descosidas para no figurar como publicación y burlar la censura. Se especula con que fue Brossa quien creó el nombre de la revistanada extraño debido a su célebre inventiva y su apego a los juegos de azarsiendo Joan Ponç el director de la misma y Joan Josep Tharrats el editor e impresor. Sea como fuere, lo cierto es que constituyó una experiencia de libertad artística en un momento histórico no muy propenso a permitir este tipo de licencias. Deteniéndonos entre los dibujos y rastreando en las pinturas se pueden establecer algunas conexiones de interés. La primera se refiere a posibles ascendencias y aquí no hay duda en señalar hacia autores catalanes de referencia como Dalí y Miró, a los que añadiremos Paul Klee a quien la revista dedica un número especial coincidiendo con el décimo aniversario de su muerte. En cuanto a posibles resonancias, la más palmaria es la que conduce desde el surrealismo hasta la abstracción –hermanándolas como descendientes de un mismo espíritu, tal y como sucede en otras latitudes- en la obra de Tapies, precursor de lo que después será el informalismo. Y en un ámbito más cercano señalar la debilidad de nuestro primer Pepe Espaliúel que se da a conocer en 1987 en la galería La Máquina Españolapor la figuración mágica de Dau al set en general y la de Joan Ponç en particular.
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