Los grandes ilustradores cordobeses de Blanco y Negro en la Posada del Potro

Una vista de la exposición. Fotografías: Ars Operandi

José Álvarez / Ars Operandi

La Posada del Potro acoge hasta el 21 de mayo la exposición Artistas cordobeses en ABC, en la que se muestra una amplia selección de obras de cuatro artistas cordobeses, Tomás Muñoz Lucena, Adolfo Lozano Sidro, Ángel Díaz Huertas y Juan González Cebrián, representantes de la época dorada de la ilustración en España, que va desde el último tercio del siglo XIX hasta la mitad del XX, en que la fotografía se erigió como la protagonista de las imágenes gráficas en la prensa escrita. La muestra se compone de obras originales pertenecientes al amplio fondo que ABC posee desde sus inicios, unos 200.000 originales de más de 1.600 autores, muy especialmente aquellas ilustraciones que fueron publicadas en el suplemento ilustrado Blanco y Negro, fundado el 10 de mayo de 1891 justamente con una obra de Ángel Díaz Huertas en su portada.

 De entre el centenar de obras que se muestran en la Posada del Potro -un espacio que se confirma como excelente para acoger exposiciones de formato reducido como grabado, dibujo e ilustración- la temática costumbrista está presente en las obras de Muñoz Lucena, Díaz Huertas y Lozano Sidro, quienes también reflejaron con sus lápices y pinceles temas de actualidad española como la Guerra de Cuba, la Guerra de África y otros muchos asociados a la convulsa vida política que vivió Europa durante el cambio de siglo. El estilo de la revista estuvo marcado por las ilustraciones en blanco y negro de su primera época, con preeminecia de la plumilla como técnica seguida por los artistas colaboradores, tras de lo que se pasó a la bicromía en 1897 y a la tricomía en 1899. Blanco y Negro, líder en el sector de semanarios ilustrados, adoptó todas las novedades de impresión a lo largo de su existencia, siendo en la actualidad decano de la prensa ilustrada.

A la izquierda, portada modernista de Muñoz Lucena para Blanco y Negro, y, a la derecha, las escenas costumbristas que le caracterizaron en el campo de la ilustración

Tomás Muñoz Lucena (1860-1942), discípulo de Romero Barros, alternó en su prolífica carrera la pintura de caballete con la ilustración. Becado por la Diputación de Córdoba tuvo ocasión de marchar a la Academia de San Fernando en Madrid, donde amplió sus estudios bajo la tutela de Federico de Madrazo. Habitual en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes desde 1881 en que concurrió con el Retrato del poeta Fernández Grilo, en 1887 ganará una Segunda Medalla por su obra El cadáver de Álvarez de Castro, pintado en Roma, adonde se había trasladado mediante la ampliación de la beca de Diputación. La Medalla de Oro le llega en 1901 con su celebérrimo lienzo Plegaria en las Ermitas de Córdoba. La temática historicista que al son de los tiempos realizaba Muñoz Lucena a fines del XIX da paso a una visión naturalista del arte, con títulos de asuntos cotidianos como La moza del cántaro, Enjalbegando, Las gallinas, Flores de balcón y otros muchos. Muñoz Lucena fue habitual en las páginas de Blanco y Negro, donde dejó soberbias muestras de su inigualable arte, de pincelada suelta, precisa pluma y luz vibrante. Los tipos populares y los paisajes andaluces fueron la inspiración de la que se valió Muñoz Lucena en su faceta de ilustrador, protagonizando junto a las más importantes firmas literarias las páginas de Blanco y Negro durante años.

Ángel Díaz Huertas (1866-1937) fue un dibujante excepcionalmente precoz, cuyo primer premio le fue concedido a la edad de doce años. Vistas sus apreciables dotes, su padre, abogado, consintió en cambiar para su hijo un futuro presidido por las Leyes a serlo por las Artes. Tras sus estudios en la de San Fernando, comienzan sus premios en las Nacionales, alcanzando Tercera Medalla en 1889. Si como pintor de caballete era sobresaliente, en el campo de la ilustración y el dibujo Díaz Huertas alcanzó las más altas cotas en el arte de entre siglos. Blanco y Negro (título sugerido por el artista a Luca de Tena, editor de ABC y Blanco y Negro) tuvo en nómina al artista hasta su fallecimiento, siendo autor de un ingente número de obras que nunca dejó de enviar a la revista, amables ilustraciones con títulos como Coloquio amoroso, En la sierra de Córdoba, Escogiendo flores y otros de temática costumbrista. El repertorio popular que Díaz Huertas manejaba, la visión naturalista y la excepcional técnica de la que hacía gala Díaz Huertas le convierten en uno de los principales autores cordobeses de la época e indudablemente uno de los maestros de la ilustración en España.

La maestría de Lozano Sidro en una de las acuarelas presentes en la muestra

El prieguense Adolfo Lozano Sidro (1872-1935) se formó en Málaga -ciudad a la que habían destinado a su padre, magistrado- con el renombrado maestro José Moreno Carbonero. Otro traslado relaciona al joven pintor con artistas como López Mezquita, Ruiz de Almodóvar y Ramón Casas, a la sazón en la ciudad nazarí. Trasladado a Madrid para ampliar sus estudios con su maestro Moreno Carbonero, en el cénit de su carrera artística, trabaja dentro de la dinámica habitual de los artistas de entre siglos, haciéndose habitual de las Nacionales. Lozano Sidro fue asimismo alumno de Joaquín Sorolla, de quien tomó el interés por la luminosidad que a lo largo de su carrera mostarán sus excelentes paisajes. En 1904 obtiene el primer premio que Blanco y Negro concede en concurso, iniciándose desde entonces una continuada colaboración. Las ilustraciones de Lozano Sidro en Blanco y Negro, a más de las visiones costumbristas en boga, reflejan a una sociedad en proceso de cambio, que vive la finalización del siglo XIX, de la Belle Epoque, y que asiste al inicio de un complicado siglo en lo social. Sus obras para Blanco y Negro, como Los nuevos ricos o Pequeña fiesta, ridiculizan algunos usos sociales, poniendo en solfa a los advenedizos, manifestando una visión claramente conservadora de la sociedad.

Una diferente visión de la ilustración es la que muestra en Artistas cordobeses en ABC Juan González Cebrián (1908-1988). Arquitecto de profesión y escritor, fue fundador de la Revista Nacional de Arquitectura. Sus ilustraciones y retratos están realizados según las tendencias de la caricatura política en boga en el primer tercio del siglo XX y que dejó excelentes nombres como Luis Bagaría, compañero de Cebrián en Informaciones, o Joaquín Xaudaró, entre otros, con quienes alternó en los célebres Salones de Humoristas. Tras la Guerra Civil marchó a Galicia, donde se dedicó a su profesión de arquitecto.

Artistas cordobeses en ABC
Posada del Potro, Plaza del Potro, Córdoba
Hasta el 21 de mayo

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Comentarios

ars amandi ha dicho que…
Acabo de descubrir este blog y me produce sana envidia la ingente actividad cultural de vuestra ciudad. Mi enhorabuena a esta publicación.
Landon ha dicho que…
Ya quisieran algunas salas tener el volumen de visitantes que tiene El Potro. La exposición es muy buena, pero eché en falta un catálogo.
Anónimo ha dicho que…
Fantastico Muñoz lucena, me ha llegado al alma.Enhorabuena por tan sabias elecciones.
Atentamente: Chester D.