Vik Muniz en CAC Málaga. El dibujo como tránsito de la imagen

Vik Muniz. Foto cortesía de CAC Málaga

A. L. Pérez Villén / Ars Operandi

Debo reconocer que la primera vez que me enfrenté a la obra de Vik Muniz me resultó poco interesante, un ejercicio propio de la deriva posmoderna que en un nuevo acto de brillante frivolidad nos obsequiaba con un producto tan huero como sofisticado. Sólo ha cambiado parcialmente mi parecer en estos años pues considero el trabajo del brasileño como uno de los más lúcidos y conceptuales de la escena internacional. Nada es lo que parece, mejor dicho, las apariencias engañan. Porque todo lo que vemos en su obra no simula ser otra cosa que lo que es. La cuestión parece centrarse en los mecanismos que hacen emerger la imagen. Y aquí hay que reconocerle al artista la virtud de la reflexión constante sobre su obra, que repercute en la consideración de su trabajo como una de las apuestas más fecundas entre las que indagan sobre las valencias actuales de la fotografía. Su obra, que está presente en la mayoría de museos y colecciones internacionales, es motivo de su primera retrospectiva entre nosotros (España y Europa), mostrándose en la sala malagueña un nutrido repertorio de series que jalonan su trayectoria.

Formado inicialmente como escultor, Muniz descubre su interés por la fotografía cuando está documentando su trabajo en tres dimensiones. Esta circunstancia ya delata por donde discurrirá su proyecto, cuáles son las herramientas que pretende testar y qué le interesa del arte. No hay ninguna duda sobre su disponibilidad para trabajar a caballo entre disciplinas –entonces fueron la escultura y la fotografía, más tarde acudirán también a la cita la pintura y la instalación- tampoco resulta vago su interés por despojar a la fotografía de su legado testimonial e incorporar ese estado transitorio en el que la disciplina se vio inmersa cuando apareció en el horizonte de las artes visuales. Me refiero a la dialéctica que se planteó en su relación con la pintura y al sentir general en torno a la necesidad de que ésta ya no podía seguir siendo la misma con la fotografía. Muniz viene a plantear que en la actualidad es la fotografía la que ya no puede ser la misma, habida cuenta de la inflación que la imagen (fotográfica) viene sufriendo desde los media y demás sistemas periféricos de producción de imagen. Por último, es en torno a ésta donde se fundan sus reflexiones e intereses artísticos.

The Rower, Equivalents, 1993

Prueba de ello es una de sus primeras series. Equivalents (1993), se compone de una serie de fotografías de pequeño formato en la que se reproducen imágenes de nubes; mejor dicho, de nubes de algodón. Cada una de las fotografías reproduce una forma de algodón que semeja una nube que a su vez semeja la imagen de otra cosa. La intención del artista es que el público sea consciente de su proceso perceptivo, que se involucre activamente en la lectura y disfrute de la fotografía (del arte), de manera que controle el proceso de derivación o tránsito entre la forma y su material (algodón), la representación de la obra (fotografía) y la sugestión o la apariencia de la imagen resultante (a qué se parece la nube). Y lo que sugiere Muniz es que las tres fases del proceso son viables y posibles pero de manera aislada. “Cuando vemos el algodón, nos quedamos sin nubes y sin imagen, cuando vemos la nube, nos quedamos sin los otros dos aspectos, etc”, afirma. Parece como si todo se resolviese mediante una serie de ejercicios de óptica recreativa, quizá sea así, pero la obra de Muniz no se reduce a este tipo de experiencias, porque además de fomentar nuestra competencia en la lectura de imágenes –apuntando a una de las posibles cualidades de la nueva fotografía– inocula en el proceso de aprendizaje otros muchos factores que nos ayudan a disfrutar de nuestro entorno (y del arte) desde perspectivas más amplias y diversas de las habituales.

Vik Muniz en CAC Málaga

Hay otra serie en la que Muniz vuelve a trabajar con nubes y que particularmente me resulta singular porque evoca una novela de Roberto Bolaño. En Cloud Cloud (1999) pictografía en el cielo de distintas ciudades norteamericanas la imagen (idea) o el esbozo de una nube, utilizando para ello el rastro de una avioneta, tal y como hace el poeta vanguardista chileno Carlos Wieder, a la sazón retorcido asesino fascista en Estrella distante. Pero Muniz alcanza la fama y el reconocimiento artístico internacional cuando dibuja y después fotografía no ya nubes sino imágenes residentes en el imaginario social, ya sean rostros de personajes célebres, iconos mediáticos o escenas de la Historia del Arte. Y para ello utiliza todo tipo de materiales, elementos con los que construye la imagen, con los que dibuja la escena, materiales heterogéneos como plastilina, azúcar, polvo, basura, diamantes, chocolate, caviar, restos de ordenadores, papeles recortados, salsa de tomate y de cacahuete, pigmentos, papel (collage), judías, objetos diversos, juguetes y muñecos, etiquetas de Pantone, tramas de imágenes impresas, alambre, rompecabezas, desechos, hilo, etc… Esta versatilidad de materiales implementa el interés de su autor por otorgar al dibujo la cualidad germinal que le posibilita a saltar de una disciplina a otra : “Es imposible llamar la atención sobre la simplicidad mágica de un dibujo sin recurrir a otros medios”.

Action photo, after Hans Namuth, Pictures of chocolate, 1999. Copyright Vik Muniz and The State of Hans Namuth/Vaga, New York

El dibujo es responsable de escenificar la matriz previa a la representación formal, el causante de la construcción de la imagen, mientras que la fotografía–obra que la culmina es su documentación. Por todo ello en la obra de Muniz –y parafraseando a McLuhan– no puede decirse que la fotografía (el medio) sea precisamente el mensaje, por mucho que su autor insista en los procedimientos disciplinares que cursan en su trabajo. Mediante la fotografía se replantea no sólo cuestiones intrínsecas al medio, también se incita a la absorción e inclusión de la pintura, el dibujo y la instalación en su seno. Es en esta tesitura donde el artista más disfruta. Su trabajo comporta dos modalidades : series cerradas y series abiertas. Las primeras requieren mucha concentración y esfuerzo –en palabras del artista– y es la temática la que determina los materiales y la técnica o el procedimiento para que se materialice, mientras que las series abiertas vienen dadas por la investigación con un determinado material o técnica y dan lugar a temáticas diversas, con las que su autor se halla más libre pues desconoce los resultados y el final del proceso. No obstante, si nos fijamos, existe un vínculo implícito entre material o técnica y temática que Muniz ha ungido en algunas de sus series, confirmando –pese a la insistencia, como decíamos, en lo disciplinar– que el medio no es el mensaje.

Big James sweets buckets, Sugar Children, 1996.

Así sucede cuando emplea azúcar para dibujar los rostros de los niños caribeños de San Cristóbal, cuyo semblante contrasta con la pesadumbre física y espiritual de sus padres, que laboran en plantaciones de caña de azúcar. En Imágenes de Tierra (1997) se invierte el proceso de la serie precedente, ya que la alusión a los ingredientes químicos de la película fotográfica (nitrato de plata) que determinaban un proceso de emergencia de la imagen blanco sobre negro se invierten, dando lugar a negro (tierra) sobre blanco. Las Imágenes de chocolate (1999) se prestan mejor –debido a la velocidad de procesado de su material– a dar cuenta de imágenes relacionadas con el medio pictórico. El polvo de las Imágenes de polvo (2000) delata la condición fronteriza del arte, como se pone de manifiesto cuando Muniz pone en cuestión la autonomía de la escultura minimalista al representar mediante el polvo de las salas del Whitney Museum algunas piezas de su colección. La basura del mayor estercolero de Brasil –Jardim Gramacho, en Rio de Janeiro– para las Imágenes de basura (2008) en las que se representan algunos de sus pobladores, como Carlao, Irma, Magna o Sebastião   Los diamantes para los personajes eternos de la factoría del cine, el caviar para sus monstruos más entrañables. Los recortes de revistas (papel couché) y los rompecabezas para retratar el flujo indiscriminado e incesante de las imágenes de los media, ya sean alta o baja cultura, de crucial importancia o deleznables, públicas o privadas.

Vik Muniz 
CAC Málaga 
Clausura: 2 de diciembre

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Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Un buén articulo, Ángel.
Al fin y al cabo parafraseando a Gombrich sólo tenemos que encontrar el campo adecuado y los indicios necesarios para construir nuestra imágen y crear la ilusión del arte.
Muniz posee un factor de juego en su obra. El mismo lo dice: "Creo que mi obra se ha inspirado tanto en las jugueterías como en los museos"..."Juzgo mi madurez como artísta según mi habilidad para comunicarmen con los niños, para ser como uno de ellos. Solo se es joven una vez, pero te puede durar toda la vida".
Ante alguna de sus obras la propia fotografía necesita ser descodificada para ver si se trata de una impresión o de materiales reales... o será que me falla la vista.
Un besote.
Francisco Salido
srfimia ha dicho que…
Debo reconocer que la primera vez que me enfrenté a la obra de Vik Muniz no sabía quien era, y más allá de todos esos caminos y elementos con los que juega y crea, destacaría esa habilidad para comunicar de forma positiva. No recuerdo una imagen que me haya causado desasosiego o tristeza a pesar de los temas que tocan algunas de sus series.

Es fácil encontrar sonrisas y ojos chispeantes entre quienes miran sus obras, y es difícil permanecer pasivo ante esa confusión tan comunicativa.

La colección MP de la Fundación Valentín de Madariaga(Sevilla) cuenta entre sus piezas con una obra de Muniz "White rose"(2003), una inmaculada rosa blanca compuesta de insectos y animales que contribuyen a su nacimiento, vida y muerte. Un buen ejemplo de su capacidad creativa y comunicadora.

Muchas gracias por este artículo y por la interesante aportación de Francisco Salido.
fus ha dicho que…
No lo conocìa, muchas gracias por compartirlo.

un saludo

fus
Antonio Mellado ha dicho que…
A raíz de la lectura de esta interesante noticia he buceado en la obra de Vik Muniz y me ha parecido realmente fantástica, un verdadero descubrimiento. Pero tengo una duda con respecto a su escrito que me atrevo a expresarle ya que me ha dejado un poco confundido. Afirma en su primer párrafo que la primera vez que vio a Vik Muniz le pareció poco "interesante, huero y frívolo". A continuación dice que sólo ha cambiado "parcialmente" su parecer y que ahora le parece uno de los artistas "más lúcidos" de la escena internacional. No sé si me equivoco pero parece que ha cambiado "totalmente" su parecer. Gracias y enhorabuena por Ars Operandi
Anónimo ha dicho que…
En efecto, Antonio Mellado. Llevas razón, en parte. Y no sabes cuánto me agrada tu comentario (significa que hay personas que se detienen a leer lo que escribes y eso produce mucha satisfacción). Pero como te decía, llevas razón en parte, quizá debería haber matizado más mi contrapunto actual respecto a Muniz después de la afirmación inicial. Si te fijas en esta, digo fundamentalmente dos cosas, que se trata de una obra vacía y sofisticada, después admito que he cambiado parcialmente en mi parecer y termino diciendo que su trabajo es uno de los más lúcidos y conceptuales. En definitiva, he cambiado de opinión en que su obra tiene bastante sustancia pero mantengo mi juicio sobre su sofisticación (lúcida y conceptual).
Gracias por el comentario, gracias también srfimia, gracias y besos, Paco.

A.L.P.V.
a_mellado ha dicho que…
Gracias por su aclaración. Un cordial saludo. Antonio Mellado