La cultura cordobesa tiene un rasgo diferencial, el arte reunido

TRIBUNA ABIERTA
por Miguel Gómez Losada
Artista

Arte reunido. Jacinta Ortiz, arquitecta, Paco Domínguez, artista, Alejandra Vanessa, poeta y editora, 
en el Colegio de Arquitectos. Foto: MGL

Quisiera actualizar por escrito mi primera opinión sobre el C4, cuando se establecieron aquellas mesas iniciales de conversación a las que pude asistir en 2004 y 2005, con Mercedes Mudarra, Cuenca, Serrano, Pérez Villén, Guirao, Tete Álvarez, Pérez Escolano (…) donde hablábamos sobre la ubicación del centro, si en el solar del Meliá, en los terrenos libres entre la ribera y el Alcázar, o al otro lado del río; y proponiendo a la vez ideas para definir el uso. Por aquel entonces me pronuncié por sentir las artes visuales de una manera –no aislada- sino dentro de una familia cultural; y que parecía ilógico desoir a la literatura, a la música, o a la arquitectura, puesto que cada vez era más natural disfrutar sus intersecciones con el mundo de la imagen.

Nuestra mentalidad cultural al respecto ha crecido desde entonces, ha dado un estirón en sólo cinco años. La cultura se ha expandido, hay más público, y diverso. Creo que se debe principalmente a que estamos recogiendo el fruto de una actitud sostenida que viene de atrás: haber sentido juntas las diversas disciplinas artísticas, vuelvo a decir, como la literatura, las artes visuales, la arquitectura, o la música; y a su vez naturalizando el disfrute conjunto del arte antiguo y el hecho hoy.

Este arte reunido lo hemos visto y vivido en nuestra historia multidisciplinar reciente, -Cántico, Equipo57, los artistas plásticos en la obra de Rafael de la Hoz; revistas como Zaitún, Zarisma, Boronía; la editorial Plurabelle, y La Bella Varsovia; la desembocadura en Cosmopoética, El Patio del Colegio de Arquitectos, Scarpia, o El Jardín de la casa para Vimcorsa; y ahora Luneados, u Otoñeces, por ejemplo-, dibujando claramente en el tiempo, así, nuestro rasgo diferencial. Como poco, en Andalucía.

Todas las ciudades hacen sus exposiciones, sus recitales, sus conciertos, pero a nosotros creo que se nos da muy bien el arte reunido.

Apuesto por esta forma de seguir imbricándonos a modo de escamas individuales superpuestas, en un solo pez, que es la cultura cordobesa, trayendo ese –sentir juntas las diversas disciplinas artísticas- a nuestra mirada hoy, 2010, y todo ello, insisto, porque se nos da bien. 

Bucaneroestilo (sesión Hip Hop en vinilo) + Electron & Teaser (breakdance) en el Colegio de Arquitectos
Foto: MGL

Se trata de trabajar individualmente, sintiéndose parte de ese arte reunido. Se trata de que un artista sienta su trabajo colindante al del arquitecto; o un poeta, sus versos escritos en el muro de una intervención artística en la calle. Se trata de que un arquitecto piense un bar como espacio habitable, e igualmente un Dj, viva la arquitectura sintiéndose parte de ella al hacer una sesión musical dentro un nuevo centro de arte. Y se trata igualmente de que los gestores culturales atiendan a estos maridajes, guiados por cualquier definición de arte -lo poético por ejemplo- como hilo conductor. Es lo que quiero llamar -arte reunido-.

Se pudiera pensar que no hay que forzar esta reunión de artes, pero creo que sin hacer nada se unen solas, sólo hay que dignificarlas, y programarlas para la gente mediante la gestión cultural. Así se fortalecería nuestro rasgo diferencial, nuestra cultura, el turismo, nuestra autoestima colectiva, por tanto la confianza, y la economía.

Y apuesto por continuar esta forma de –reunir- para que la cultura tenga más audiencia, que es lo deseable, a pesar de los defensores del arte como trinchera de una minoría –para sentirse pocos, los elegidos, la élite-.

El arte reunido tiene más beneficios: se ha comprobado que esta forma integradora de pensar los eventos y las acciones –formatos culturales poliédricos-, favorece el intercambio de maneras de ser, nutre el conocimiento, acabando con la postura única y ganando comprensión hacia lo distinto. Estos últimos años se ha creado esta inercia, y existe un pálpito, una simpatía hacia el arte reunido. Percibo que cada vez más personas quieren encontrar en un evento artístico una relación razonada de disciplinas hiladas -o una sola, pero mixta -, así como en sus casas leen, ven cine, escuchan un disco, y degustan un vino, todo en la misma habitación y en una misma tarde, para pasárselo bien.

Perdónenme si argumento a lo largo de esta –hoja de diario- desde la experiencia propia, pero es de donde he aprendido y desde donde mejor puedo comunicar: recuerdo por ejemplo la Córdoba de 1996, cuando el Jazz era para una élite de melómanos eruditos, que afirmaban que el Jazz murió después de Coltrane –algo tan conservador como sostener que la pintura murió con Picasso. Por necesidad, cuatro amigos pusimos toda nuestra ilusión en unir el Jazz al Soul, al Funk y al Rap, -porque nos gustaba disfrutar de esta cultura por su raíz y por su capacidad de revalidarse sin perder la esencia- organizando eventos y fiestas, no ya desde el Jazz, sino desde lo afroamericano, esa gran -nación- de cualquier geografía. Lo hicimos naturalmente, y encontramos personas nuevas, disfrutando el arte como canal idóneo para llegar a la gente desconocida. Así, me afané en desterrar la pose intelectual adherida al Jazz en Córdoba –que es donde vivo-, acercando esta cultura a lo cotidiano. Y lo mismo para el arte, por ser pintor.

En pareja con Eduardo Chivite se actuó con el mismo deseo de reunir: juntamos la poesía, las humanidades, con la imagen y la música en el ciclo Agujas de pino, 2005; qué felicidad… al año siguiente se dio el triple salto mortal a las instituciones, entendiendo con la misma alegría la arquitectura, la pintura, la poesía, o el HipHop; o sea, las artes entendidas como nobles, sumadas a las del barrio –también ciudad-, obedeciendo como siempre a un criterio de calidad y exigencia artística. -Que la cultura sea para todos, popular, no quiere decir que tenga que ser pobre en su contenido, porque a cualquiera le gusta que le den lo mejor. Lo más gratificante es que a día de hoy, siento que esta manera reunida de ser, está cada vez más asumida en Córdoba.

Lectura poética de Raúl Alonso en el Arqueológico
Foto: MGL

Así, apuesto por pensar la cultura unida a lo social. Es lógico, porque el arte nos mejora la vida, pero hace falta gente con quien compartir. Cada vez tengo más claro que si para impulsar adecuadamente la cultura, hace falta un gestor cultural cualificado, para compartir la cultura con la gente, hace falta un gestor social, al menos igualmente motivado. Lo ideal sería disponer de gestores socioculturales. Y si estamos viendo que la cultura y lo social van de la mano, necesitamos que nuestros políticos encuentren la mejor manera de compartir el arte con el mayor número de gente. En mi opinión, la forma de conseguirlo es seguir apostando por nuestro rasgo diferencial: El arte reunido, porque el arte reunido trae gente.

En mi última exposición en Córdoba, 2008, entendí que el sistema heredado de convocar a la gente fallaba: un par de horas de inauguración afectuosa, y luego un mes la galería sola. Lo que no funciona es que la práctica artística esté sometida al dictado comercial, es decir, al de la galería de arte. Propuse tres fechas dentro del mes de mi exposición: unas lecturas poéticas, conversaciones sobre arquitectura con música, algo sencillo, entre la pintura; y el día de la clausura sentí que mi exposición había sido vivida, que era la finalidad.

Y aunque ya sea lo normal, sigo insistiendo en mi apuesta: El arte reunido, -sentir reunidas las disciplinas artísticas es nuestro rasgo cultural diferencial-. Cosa lograda por tener Córdoba magníficos poetas, artistas, y músicos, haciendo cada uno su trabajo.

También, poco a poco, el tiempo de los aspirantes a la élite, la compostura, y las camareras vestidas de sirvientas en las inauguraciones, se ha superado. La convocatoria para un evento aislado, el de siempre, se puede mejorar: porque siempre asistimos los mismos, veinte personas, en una ciudad de trescientosmil. Necesitamos continuar la nueva mentalidad lograda: que un rapero se interese por la arquitectura efímera; un arquitecto cordobés por una sesión de un Dj de HipHop; o un poeta por el arte público. Esto es un síntoma inequívoco de madurez cultural, y de movimiento expansivo.

Que el C4 sea un centro productor de prácticas artísticas, y observatorio de lo que ocurre más allá de nuestras fronteras, es lo normal, como también lo es tomar en cuenta la punta de nuestro progreso, nuestra realidad cordobesa actualizada.

Dedicar el C4 exclusivamente a nuevas tecnologías, o a cualquier segmento de la cultura hecha hoy, sería desintegrar la naturalidad ganada, retroceder, desreunir, desnutriendo nuestro rasgo diferencial, tirando por tierra lo que tenemos construido. (No comparto el subtítulo –nuevas tecnologías-, esa denominación tan práctica, porque el arte es mucho más que una caja de herramientas; y en todo caso, apostaría por tecnologías útiles, porque el lápiz convive con el IPod)

Sesión Afrobeat en vinilo, por el Sr. Lobezno, en El jardín de la casa, Vimcorsa
Foto: Pilar Barrionuevo

Disfrutar estos reflujos artísticos en la cultura, reunida, ha costado mucho esfuerzo sostenido en el tiempo, motivación colectiva, y dinero de todos-. Los acontecimientos culturales de los últimos cinco años apuntan al arte reunido; subrayo además, que el arte reunido trae gente. Sinceramente, no atender a esta inercia sería un error. Creo que colectivamente es lo que mejor sabemos hacer. En estos meses que vienen, el objetivo debería apuntar a seguir haciendo cada uno su trabajo, pero sintiéndolo reunido, para que no se rompa la cadena de logros cada vez que haya elecciones municipales, cualquier destitución por motivos de partido, o ventolera política imprevista. Y en definitiva, para compartir el arte con públicos diversos, para seguir juntando personas, porque el C4, el 2016, y toda la gestión cultural venidera, no servirá de nada si no viene la gente.


Sugerencia de lectura: Terreno Fértil, Un ámbito poético [Córdoba, 1994 – 2009] por Eduardo Chivite y Antonio Barquero

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Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Perfecto!!

Has dado en el clavo,Miguel

Sin yo ser artista..lo has definido tal y como yo lo habría dicho.
Córdoba es una ciudad rica en artistas y en creaciones de todo tipo de disciplinas pero si no lo compartimos,jamás llegará a todos los ciudadanos,desde el niño que mira un cuadro con ojos inocentes hasta el más reconicido de los pintores.

Podría resaltar muchas más cosas pero pecaría de reiterativa,Córdoba se mueve,vibra,se reúne,comenta..DESCUBRE..y solo asi se puede dar a conocer el arte...Compartiéndolo!!

Bravo Miguel...me ha encantado!!
Anónimo ha dicho que…
Miguel, tu concepto del arte reunido y compartido es una meta primordial para todos los que nos dedicamos al arte. Enhorabuena por tu articulo!! Espacios privados y públicos debemos abrir los cajones estancos de nuestras propuestas, integrando otras disciplinas y hacer que nuevos publicos se acerquen. Gracias por tu clarividencia! saludos desde Palma, Alejandra de ABA
Anónimo ha dicho que…
¡Miguel, enhorabuena por el artículo!
casandra ha dicho que…
Y yo me pregunto, más que nada por debatir ¿se puede?.
¿Este arte reunido y compartido, no será una forma multimedia de disfrazar la mediocridad?
Es que acaso ahora no se puede hacer una exposición sin convocar al dj, o un concierto sin que falte en una esquina un pintor pintando. No se... como moda el maridaje es eso: una moda.
Respecto al mundo cultural cordobés, sin quitarle el mérito que va atesorando, decir que me sigue pareciendo, para una ciudad media como Córdoba, excesivamente local, excesivamente aislado y excluyente, poco democrático y nada liberal y por lo tanto condenado a lo local casi irremediablemente.
Anónimo ha dicho que…
el arte colaborativo, que no reunido (eso me suena a los juegos de geyper) no es bueno ni malo per sé. habrá cosas sublimes pero tb hay mucho bodrio
Anónimo ha dicho que…
Toda la razón Casandra, eso del arte "reunido" me parece una exquisita chorrada, ya que la integración de las artes es algo muy antiguo, la única variante es el style "under" que muchos quieren oficializar en determinados actos de amistad artística. Hay que tener recursos y ante todo talento para plantear artísticamente actividades e intervenciones, con un coste moderado y con un impacto sustancial para la ciudad, y no muchas de las brillantes "intervenciones" que quedan como simples registros de hemeroteca. Seamos valientes y claros, querido Miguel lo único que te diría es: fundamental aclarar las ideas que uno tiene en la cabeza.
Anónimo ha dicho que…
Amigo anónimo, permíteme que te diga que el arte nunca es una chorrada, poco importa si una fórmula dada existe o no existe desde hace mucho tiempo. No consigo comprender cuál es la valía que algunos encontráis en la novedad a ultranza o por qué la antiguedad es un desmérito, ni siquiera que llamar a lo de siempre con un nombre nuevo sea motivo de desagravio... ¿qué quieres que te diga? Parece que al comentar esto anulas de por sí la brillantez de las intervenciones de las que habla Miguel Losada, y fuera de lo cierto o no que resulte la idea de que mezclar las artes en un evento pueda ser o no un modo de disimular alguna carencia, puedo decirte que no es el caso, ya que yo he estado en muchas de las actividades que se describen en este artículo y la caridad, esfuerzo organizativo y participación y satisfacción en el público, no pueden negarse. Seamos valientes y claros, las ideas no solo se ordenan en la cabeza, no es cuestión de hemeroteca, sino de memoria, de vivencia, de aportar a los demas. Perdóname que defienda antes la palabra de alguien que hace cosas y reconoce las que otros hacen, que la palabra de alguien que crítica desde el anonimato, sin hacer y de modo tan sesudo, cuando no teórico; queda muy bien, incluso hasta educado, pero decir algo que pueda ser cierto junto a algo que no lo es, no hace que lo segundo se vuelva verdad. Pedías claridad, ¿no es cierto? Yo pido que diferenciemos, y algo más de respeto para los que dedican su tiempo a gestionar y a organizar, es difícil e ingrato.