Juan Serrano, in memoriam

Juan Serrano. Fotografía: Tete Álvarez



Ángel Luis Pérez Villén / Ars Operandi

Hemos perdido una figura capital del arte contemporáneo en Córdoba: Juan Serrano ha fallecido esta tarde a la edad de 91 años. Desde este espacio; mejor dicho, seguro que todos quienes le conocieran echarán en falta a partir de ahora ese espíritu crítico que le caracterizó, el inconformismo reflexivo y el afán solidario que le permitía conjugar la sensatez con la utopía. Nacido en 1929 en Córdoba, Juan Serrano muestra desde muy joven su interés por el arte –su hermano Rafael Serrano se labra un porvenir como pintor realista- y con poco más de veinte años entabla amistad con José Duarte. Juntos y en colaboración con Francisco Aguilera Amate y Luis Aguilera Bernier fundan el Grupo Espacio, que comienza a realizar trabajos de interiorismo y ornato de edificios. Contactan con Jorge Oteiza, que se encuentra en la ciudad trabajando en el edificio de la Cámara de Comercio, obra de los arquitectos Rafael de La Hoz y José María García Paredes. Y es el escultor vasco quien les mueve a interesarse por la investigación formal de la abstracción.

Duarte y Serrano emprenden un primer viaje a la capital francesa, que no deja de ser una peregrinación a lo que allí se conoce como la Escuela de París. Un aglutinante que se hace fuerte con el aporte de artistas españoles que acuden a impregnarse de lo que queda de las vanguardias históricas. Y en este periplo se topan con Picasso –padre de la pintura moderna-, a quien rinden pleitesía a sabiendas de que deben perpetrar su asesinato para que se cumpla la máxima psicoanalítica. Matar al padre y madurar. En su segundo viaje a París contactan con Agustín Ibarrola y Angel Duarte, se hacen amigos inseparables, trabajan juntos en encargos puramente laborales pero también comparten intereses artísticos, que fraguan en lo que será el germen de Equipo 57. Celebran una primera muestra en mayo de 1957 en el Café Rond Point y a continuación en la Galería Denise René. A partir de aquí la vida artística de Equipo 57 es muy intensa amén de corta, apenas poco más de un lustro. Tiempo suficiente para que su aportación al arte contemporáneo español sea innegable, desempeñando un papel cardinal cuando se trata de historiar la tendencia de la abstracción geométrica.

Tras las primeras exposiciones celebradas en París y en Madrid -Sala Negra- el colectivo se traslada a Copenhague donde pasará una temporada y mostrará su trabajo en el Thorvaldsens Museum. A su vuelta a España los miembros de Equipo 57 dejan de fluctuar y el colectivo se cierra en torno a José Duarte, Juan Serrano, Angel Duarte, Agustín Ibarrola y Juan Cuenca. Realizan exposiciones individuales en Madrid –Club Urbis y Darro-, en Córdoba –Galería Céspedes-, en Zurich, Ginebra y Berna, donde se anuncia el cese de actividad. Mientras tanto y desde entonces la difusión y repercusión internacional de su trabajo no deja de crecer, participando en numerosas exposiciones colectivas que jalonan el devenir de la tendencia abstracta geométrica y sus derivaciones estilísticas: arte normativo, neoconstructivismo, arte neoconcreto, arte óptico, arte cinético, arte cibernético. Y sus convocatorias históricas: Salon de Realités Nouvelles, Nouvelle Tendance, The Responsive Eye, Luz y Movimiento, Formas Computables… Durante todos estos años en España permanecen en la sombra, solo accesibles a través de bibliografía especializada. Uno de los primeros rescates viene de la mano precisamente de la historiografía artística, que a su vez se materializa en una exposición que revisa el arte español de la posguerra y la dictadura franquista: España. Vanguardia artística y realidad social, 1936-1976, que se exhibe en la 37ª Bienal de Venecia.

 Les siguen otras apariciones en colectivas que recuperan el pulso de la corriente en España y fuera de aquí continúan las exposiciones en diferentes foros y sobre todo en la sede de su galería parisina Denise Rene, que será la que les traiga de vuelta a nuestro país para exhibirlos en la Feria de Arte Contemporáneo de Madrid (ARCO). Pero el hito que marca el cambio de rumbo en la apreciación de su trabajo –tanto para el público en general como para las galerías de arte- se produce en 1993 con motivo de su exposición antológica en el Museo Reina Sofía de Madrid. Desde entonces se suceden muestras en distintos museos y centros de arte de la geografía española -muchos de los cuales poseen obra suya en su colección-, por otra parte la Galería Rafael Ortiz se hace cargo de la representación de Equipo 57 y en el contexto internacional siguen apareciendo cada cierto tiempo como una referencia histórica de calado, tanto en convocatorias colectivas como en ferias, bienales y colecciones artísticas. Respecto a los premios y distinciones obtenidas por Equipo 57, citamos las más significativas: Medalla al Mérito de las Bellas Artes, otorgada en 1993 por el Ministerio de Cultura, Primer Premio Pablo Ruiz Picasso en Málaga (1999), Medalla de Honor de la ciudad de Córdoba (2007) y Premio Blanco White del Consejo Andaluz del Movimiento Europeo (CAME) de la Junta de Andalucía en 2014. A título personal Juan Serrano cuenta con el Premio de Arquitectura Félix Hernández, otorgado por el Colegio de Arquitectos de Córdoba (1987), así como la Distinción honorífica Santo Tomás de Aquino de la UCO (2012).

 ¿Cuál es la singularidad de Equipo 57, qué aportación hacen al arte contemporáneo español? Para responder a estas cuestiones no podemos limitarnos a hablar en exclusiva de su trabajo como creadores, hay que expandir el objeto de análisis y atender otras claves que exceden lo estrictamente plástico. Trabajaron la pintura y la escultura, incluso el diseño de mobiliario pero lo que los hace singulares es su talante. Los miembros de Equipo 57 deciden dejar a un lado su faceta creativa personal para trabajar en grupo, asumiendo la dialéctica de la confrontación de pareceres, el contraste de las distintas soluciones plásticas e incluso la ejecución compartida. Estamos hablando de unos artistas que priorizan el proceso de análisis y discusión sobre la propia materialización de la obra. Unos artistas que -gracias a este proceso reflexivo- se plantean una serie de objetivos que trascienden la mera ejecución de la obra y que desarrollan un cuerpo teórico y crítico –teoría de la interactividad del espacio plástico- de los pocos que existen en la historiografía artística española contemporánea. Unos artistas con un bagaje ideológico tan posicionado que incluso deciden abaratar los precios de su obra casi a los costes para que llegue a más gente. Unos artistas que incluso rechazan proposiciones de comisarios artísticos -de citas internacionales como la Bienal de Venecia- por mantener su identidad como colectivo.

 ¿Por qué insisto tanto en Equipo 57 si de lo que debiera de hablar es de Juan Serrano? Porque resulta casi imposible referirme a éste sin mencionar el colectivo matriz en el que afianzó su trayectoria como artista. Pero es que además, hablar de Equipo 57 sin hacerlo de Córdoba tampoco es procedente. En primer lugar porque tres de sus cinco componentes –Duarte, Serrano y Cuenca- son cordobeses y después porque la ciudad es el telón de fondo donde estos conciudadanos desarrollan sus propuestas con la intención de intervenir en la vida social y cultural de la misma. Para comenzar a hilvanar esta secuencia de relaciones entre la ciudad de Córdoba y Equipo 57 hay que trasladarse hasta el verano de 1957, cuando después de las exposiciones parisinas (Café Le Rond Point y Denise René) sus miembros se desplazan hasta aquí para preparar la muestra de la Sala Negra de Madrid, donde además de exhibir pinturas se proyectará una película de animación -en base a más de 400 gouaches creados para tal fin- que ilustra el dinamismo que plantea la teoría de la interactividad del espacio plástico, cuya primera formulación se redacta en Córdoba. Estamos casi al principio de la vida de Equipo 57 y este es un periodo de fluctuación en cuanto a los miembros que se integran en el colectivo, por ello en las sesiones de trabajo participan los chicos de la Escuela Experimental de Córdoba -antiguos alumnos de José Duarte en la Escuela de Artes y Oficios-, además de otros artistas como Aguilera Amate, Aguilera Bernier, Néstor Basterrechea y Thorkild Hansen.

 A finales de 1958 Equipo 57 acomete el encargo de Rafael de La-Hoz, de un mural para el Banco Popular de la capital cordobesa. El mural, tristemente desaparecido, se ubica en un local de un edificio de viviendas de la calle Cruz Conde. A los pocos meses y con el patrocinio del Ayuntamiento de Córdoba Equipo 57 organiza un ciclo de conferencias: “Paralelo actual de la ciencia y el arte”, que se celebrará en el Instituto Nacional de Enseñanza Media y en el que participan ponentes locales y foráneos de diversos campos: el arte y la crítica de arte, la literatura y la arquitectura, la ciencia y la psicología. La temática pone de manifiesto el interés del colectivo por anclar la práctica artística en un contexto de modernidad que evidenciase la necesidad de suscribir un compromiso ciudadano. Otra iniciativa para la ciudad –frustrada- es la de crear una Escuela de Diseño en Córdoba que viniese a paliar la situación de letargo en que se encontraban las instituciones docentes encargadas de las artes aplicadas y las bellas artes. Y a finales de 1959 impulsa una propuesta de creación de un Museo de Arte Contemporáneo en Córdoba. El proyecto no llega a afianzarse como hubiese sido deseable pero supone el primer intento por dotar a la ciudad de una infraestructura estable en materia de arte contemporáneo. Entonces ¿qué nos ha quedado en la ciudad de la labor desarrollada por Equipo 57? Pues obra suya en numerosas colecciones particulares y en colecciones públicas, como las de la Diputación de Córdoba y el Museo de Bellas Artes, amén de varias esculturas diseminadas por la ciudad: la soberbia pieza mural de la oficina central del Banco Santander, la de la Estación de Autobuses y la magnífica escultura del Parque de Miraflores. Por todas estas razones –unas tangibles y otras inmateriales- le debemos tanto a Equipo 57 en general y a Juan Serrano en particular.

 Una vez extinto Equipo 57 Juan Serrano finaliza Arquitectura –había estudiado Veterinaria aunque nunca llegó a ejercer- y trabaja como arquitecto municipal en Córdoba. Fruto de esta labor son, entre otros proyectos, el acondicionamiento del edificio que alberga la sede del Colegio de Arquitectos y la peatonalización del bulevar del Gran Capitán con la fuente cúbica que remata el paseo. Como artista sigue activo de puertas adentro, trabajando en el estudio en prototipos y maquetas, da la impresión de que ha superado los límites disciplinares y lo que se plantea con sus obras es una intervención formal en el espacio, sin especular si se trata de pintura o de escultura, aunque más bien se trata de esto último pero con el concurso del cromatismo. Suelen ser obras abiertas, que invitan a la participación del público mediante una recepción activa, ya sea interviniendo directamente sobre ellas o bien experimentando el espacio en el que se insertan. Obras en la estela del arte concreto y algunas de una exquisitez formal que las emparenta con el arte minimal, si bien lo que más las caracteriza es su impronta óptica e incluso cinética. Obras sin caducidad; es decir, atemporales. Obras que tienden a expandirse fuera de los límites físicos de las disciplinas, convirtiéndose en muchas casos en esculturas y murales de grandes dimensiones, en instalaciones transitables, en experiencias sensoriales.

 Este es el patrón que siguen las piezas que expone en 2010 –en la que será su primera muestra individual después de la andadura con Equipo 57- en el Casino de la Exposición de Sevilla. Al año siguiente –con la inclusión de alguna pieza nueva- se exhibe en Córdoba en dos espacios diferenciados: Sala Vimcorsa y Sala Orive. A la vista de sendas exposiciones resulta patente que Juan Serrano, partiendo de la estela del colectivo del que formó parte, se ha embarcado en otra aventura que solo conserva la referencia de la abstracción geométrica. Sigue desarrollando piezas de gran escala, algunas de las cuales se instalan en espacios públicos, como el mural de la Facultad de Filosofía y Letras de Córdoba (2012) y algunas otras obras del Rectorado de la UCO, entre las que destaca la instalación De Paso (2015). Precisamente se trata de eso, de dar un paso más y abordar la concepción no ya de una escultura o una instalación en un espacio determinado, sino de modular y jugar con la percepción del espacio mientras se recorre la obra. Esto viene a suceder claramente en Dar lugar (2015) que se monta en los sótanos del Conservatorio de Música de Córdoba. Y como sucedía en tiempos de Equipo 57, toda esta actividad artística se complementa con otros intereses que Juan Serrano consigue materializar mediante su implicación en proyectos de intervención social en el campo de la cultura. Desde 2014 y hasta fecha reciente preside la Asociación Amigos de Madinat-al-Zahra (AMAZ) que organiza todo tipo de actividades en torno al yacimiento y el encaje del legado de la ciudad musulmana en el acontecer contemporáneo. Una de las actividades de AMAZ fue precisamente la intervención escultórica colaborativa –Columna sin fin- que en 2018 se instaló en los accesos al Centro de Visitantes / Museo de Medina Azahara. 

 En esta línea de piezas escultóricas de tamaño considerable, el trabajo de Juan Serrano comienza a centrarse en proyectos que impliquen la intervención –sin distinciones disciplinares- de un espacio determinado. Sigue trabajando con prototipos y maquetas pero no ya de esculturas ni murales sino de espacios envolventes. A finales de julio pasado, uno de estos espacios envolventes se ha llevado a efecto en la Sala El Tanque del Puerto de Santa Cruz de Tenerife: D´Espacio consiste en una instalación/intervención multidisciplinar que ha contado con la colaboración del estudio cordobés Amasce. En la actualidad y también con la colaboración de Amasce se puede visitar Alhambra otro proyecto inmersivo de Juan Serrano –también se muestran numerosas maquetas de otros proyectos suyos- en este caso para el Centro de Creación Contemporánea de Andalucía (C3A). Con estas dos obras se despide Juan Serrano de nosotros. Se ha marchado, ya no está con nosotros, pero tenemos su trabajo para suplir la pérdida. Es cierto pero también lo es que no podremos volver a disfrutar de su presencia, compartir momentos e ilusiones, risas y pesares, elogiar su inagotable y dulce energía –mantuvo una apretada agenda hasta hace unos meses- , disfrutar de la complicidad de una de las personas que más ha trabajado para que el arte contemporáneo sea accesible a todos sin perder mordiente e interés. Hemos perdido una figura capital, sí, pero también hemos perdido una buena y luminosa persona.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Se nos va el último de los grandes, Paco. Un abrazo