Tete Álvarez / Ars Operandi
Esta visión marca la nueva perspectiva desde la que se ha de afrontar cualquier intento de redefinir las prácticas artísticas. En este sentido resultan muy enriquecedoras aportaciones como las manifestadas por la Societe Anonyme, un grupo de artistas y teóricos que mantiene que en las sociedades del siglo XXI, el artista no percibirá sus ingresos de la plusvalía que genera la mercantilización de su obra, sino que cobrará en función de los derechos asociados a la circulación pública de su trabajo. Sostienen que la nueva economía del arte no entenderá más al artista como productor de mercancías destinadas a los circuitos del lujo en las economías de la opulencia, sino como un generador de contenidos específicos destinados a su difusión social.
Para constatar lo paradójico de esta situación basta comprobar cómo el artista, primer eslabón de la cadena, es el único de los que componen el proceso de una exposición que no percibe retribución alguna en capital económico. El artista está pagado, como bien dice Juan Antonio Álvarez Reyes, en “capital simbólico”.
“Pensar políticamente sobre el trabajo del arte, trabajar políticamente sobre el trabajo artístico” son los fundamentos sobre los que se construye Ars et Labora, una propuesta de observación, investigación y pensamiento sobre los trabajos en el arte de la que muy pronto tendremos noticias en nuestra ciudad.
Artículo publicado en La Calle de Córdoba, num. 445
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